Durante meses, el estado de Nueva York ha enfrentado un dilema que se extiende por sus autopistas y túneles. Miles de conductores parecen haber encontrado formas muy creativas de esquivar el sistema de peaje sin efectivo. Lo que comenzó como una medida para agilizar el tráfico, se ha convertido en un dolor de cabeza para las autoridades.
La situación ha abierto un debate intenso en el Capitolio estatal. Los legisladores denuncian que el incumplimiento de estas normas pone en jaque la recaudación y los presupuestos de mantenimiento. A pesar de los esfuerzos, el número de infractores continúa creciendo y deja en evidencia un rechazo ciudadano a estas medidas.

¿Qué está pasando en Nueva York?
La gobernadora Kathy Hochul no ha dudado en calificar el problema como un reflejo de la delincuencia urbana. En sus declaraciones más recientes, equiparó a los evasores de peaje con quienes cometen delitos en la ciudad. Para Hochul, este comportamiento desafía directamente la autoridad del Estado y obliga a considerar sanciones más severas.
Las propuestas sobre la mesa son contundentes. Se habla de aumentar multas hasta 500 dólares, autorizar a la policía a detener a quienes usen dispositivos de fraude y aplicar castigos más duros contra el uso de matrículas falsas. La presión política crece porque el presupuesto destinado a infraestructuras se ve afectado de forma directa.

Los datos muestran la magnitud del problema. Según la Autoridad de Autopistas del Estado, solo en un año se han perdido más de 40 millones de dólares por impagos. La cifra de transacciones no facturables pasó de 166.000 dólares a más de 407.000 en 2023, un salto que alarma a los organismos de control.
Los métodos para evadir los peajes
La evasión no se limita al impago simple, los conductores han desarrollado técnicas sofisticadas para engañar al sistema. Entre ellas destacan placas sin registrar, dispositivos a control remoto y láminas magnéticas que ocultan los dígitos a voluntad. En algunos casos, incluso recurren a rayar números para confundir las cámaras.
Patrick Orecki, de la Comisión Ciudadana de Presupuesto, advirtió que estos actos afectan de manera directa al presupuesto de mantenimiento de las carreteras. Según explicó, cada dólar perdido obliga a subir tarifas para quienes sí cumplen con la ley. Esto genera un efecto en cadena que termina golpeando a toda la población.
Andrea Stewart-Cousins, líder del Senado estatal, también mostró su preocupación por este patrón creciente. Aseguró que el nivel de evasión es alarmante y pone en evidencia la falta de aceptación de un sistema que buscaba simplificar el tránsito. Para ella, se trata de un problema de confianza ciudadana que amenaza con agravarse.
La Autoridad Metropolitana de Transporte confirma el mismo escenario. Su presidenta de puentes y túneles, Cathy Sheridan, señaló que las transacciones no facturables se dispararon desde 2019. Además, advirtió que no solo los peajes están en riesgo, sino también la eficacia de otros sistemas de control vial, como cámaras de velocidad y semáforos en rojo.