En el año de su centenario, el Celta de Vigo se había propuesto hacer un esfuerzo para construir un proyecto sólido. Después de unas temporadas llenas de irregularidad y jugando con fuego en la parte baja de la tabla, había llegado el momento de dar un giro de timón. Rafa Benítez, con experiencia internacional en grandes clubes, era el indicado para liderar el equipo.
El club gallego, que encadena doce temporadas seguidas en Primera, hizo una apuesta muy grande económicamente para traer al técnico madrileño. Con pasado en el Inter, Chelsea, Liverpool, Nápoles, Real Madrid o Valencia, y ganador de una Champions y dos Ligas, su perfil ilusionaba en Balaídos. Pero la afición del Celta se está topando con una realidad bien distinta.
A pesar de perder a Gabri Veiga, los fichajes no han acompañado en la idea de hacer algo grande y sus 40 millones no se han reinvertido. Además, la propuesta del equipo está siendo pobre y los partidos poco atractivos para el espectador. Por si fuera poco, los resultados no acompañan y tras nueve jornadas, están en descenso.
Se acaba la paciencia con Rafa Benítez
El elevado coste del finiquito de Rafa Benítez y la insistencia en creer en un proyecto ganador con él hacen que el Celta aún no haya tomado ninguna decisión. Aun así, tres equipos de la parte baja ya han prescindido de su entrenador, y en la planta noble de Balaídos empieza a sobrevolar esta idea. Quieren confiar en él y se resisten a hipotecar más el club con una elevada indemnización de despido, pero si hay que hacerlo se hará.
La clave está en la reacción. A Rafa Benítez se le empieza a acabar el crédito y, a pesar de que tendrán paciencia, solo se salvará si el equipo cambia la cara. Cierto es que todas las derrotas han sido por la mínima y con polémicas arbitrales, pero los directivos no ven admisible haber hecho 6 puntos de 27.
La clave estará en este mes de noviembre. Es el margen que le dan para intentar revertir la situación y sumar puntos para alejarse de las zonas rojas de la clasificación. No lo tendrá fácil porque en este tiempo se enfrenta a Atlético, Girona, Sevilla, Athletic y Valencia, con el riesgo de acabar esta serie de partidos despedido por Mouriño.
La inestabilidad reina en Balaídos
La llegada de Coudet fue un rayo de luz entre mucha oscuridad. Los últimos años del Celta han sido duros, luchando en tres de las últimas cinco temporadas por evitar el descenso hasta el final. La estabilidad se acabó con Berizzo, y en las últimas siete temporadas han pasado seis entrenadores distintos, aguantando solo el mismo Coudet un año entero sin ser destituido.