Desde un prisma meramente deportivo el fútbol de Galicia no se encuentra nada mal, con dos equipos en Primera División y uno en Segunda División, sin contar con varios en Segunda B y un, muy competitivo, Grupo I de Tercera División.
Cuando pasamos al ámbito social podemos decir que el fútbol gallego no tiene nada que envidiar al resto del Estado Español. Cada 15 días vemos Riazor y Balaídos con grandes entradas y con ambientes que hacen crear envidia en equipos del resto de la liga. Pero es que esto no es solamente en Primera División. El Anxo Carro de Lugo es un estadio que se está convirtiendo en uno de los que posiblemente mejores entradas tiene de toda la Segunda División. Si bajamos a la Tercera División podemos decir que es una liga viva, en cuanto a espectadores, ya que El Multiusos de San Lázaro de Compostela no baja nunca del millar, al igual que A Malata de Ferrol y así podríamos decir alguno más. En resumen, se podría decir que los gallegos viven el fútbol y que es un deporte activo.
Pero en esta vida todas las cosas tienen un pero, y en este caso, es un pero muy grande e importante. En Galicia ahora mismo hay un club que es de los más endeudados del fútbol español y, por lo tanto, también del fútbol europeo.
El equipo del que estamos hablando es el R. C. Deportivo de La Coruña. Desde su conversión en S. A. D. en 1992 este equipo pasó a las manos de Augusto César Lendoiro, máximo accionista y presidente del equipo. Tras pasar unos años de bonanza llegando a jugar las semifinales de la Liga de Campeones, el Deportivo cayó a la Segunda División, creciendo su deuda de forma alarmante, tanto es así que tras su ascenso a Primera División la temporada pasada, el club coruñés, con su presidente a la cabeza, ha pedido la entrada en ley concursal. Este club pasa a entrar en la lista negra de los equipos que han entrado en concurso de acreedores. En este caso las empresas que tenía creado el Deportivo de La Coruña han ido a quiebra y por lo tanto, sin ayudar al ascenso económico del club.
Si nos vamos al sur de Galicia nos encontramos con el R. C. Celta de Vigo, equipo al que parece que sí le ha venido bien el ascenso a Primera, pero no significa que esté bien, tras el ascenso el club vigués ha limpiado deuda y en la actualidad cuenta con 17 millones de saldo negativo. Esto hace que se condicione la situación del equipo tanto en lo deportivo como en lo social.
Yéndonos al interior, nos encontramos con el C. D. Lugo, el único club gallego que puede decir que tiene ganancias, pero como hemos dicho antes, siempre hay un pero a todo. El club lucense está obligado a convertirse en S. A. D. si quiere seguir en las competiciones de la Liga de Fútbol Profesional. Ahora mismo está en proceso de conversión, pero las previsiones no son muy halagüeñas, ya que las acciones que los socios tendrían que comprar se están cubriendo muy por debajo de las expectativas iniciales.
Nos vamos a otra de las capitales de provincia, el C.D. Ourense, equipo que en el pasado verano sonaba para ser uno de los que se iba a disolver, la falta de apoyos en la ciudad, tanto políticos como económicos hacen que el fútbol orensano se haga insostenible y que la deuda a largo plazo sea desorbitada, para un club de Segunda B. Por otro lado, en la misma categoría tenemos al Coruxo F.C., equipo de un barrio de Vigo que con humildad y trabajo están consiguiendo permanecer en la categoría de bronce del fútbol español.
Si pasamos al Grupo I de Tercera División las expectativas no son muy buenas, cuentan con clubes históricos del fútbol peninsular, pero que por culpa de las deudas se encuentran en la cuarta categoría. Empezamos por el Racing de Ferrol, equipo que no hace mucho militaba en la Segunda División, se encuentra con unos 45 mil euros de deuda en Tercera División, el enjuague de esta deuda pasa por el ascenso a Segunda B, cosa que parece fácil, según como está llevando la competición.
En la capital de Galicia, la S.D. Compostela, comienza a respirar tras la marcha de José María Caneda en el año 2011, ahora la nueva directiva, que representa Antonio Quinteiro, está intentando solventar las deudas que dejaron anteriores directivas y se encuentran con juicios con diferentes acreedores. Hay que decir que el Compos actual es una refundación del Campus Stellae y que Caneda, al tener los derechos del nombre y el escudo, transformo en lo que es actualmente.
En este mismo grupo nos encontramos con el Pontevedra C. F., otro histórico del fútbol gallego, ahora mismo no se encuentra ni en puestos de Play Off, pero con el nuevo Estadio de Pasarón y los nuevos objetivos de trabajar limpio y consiguiendo ingresos, parece ser que el club de las Rías Baixas está comenzando a solventar deuda, pero muy poco a poco.
Tras este somero análisis de lo que está ocurriendo en tierras gallegas con su fútbol podemos decir que el fútbol gallego está en coma, las deudas ahogan a los clubes, que no pueden hacer frente a deudas millonarias y como en el caso compostelano, tienen que refundar nuevos clubes, para seguir viendo fútbol. Un síntoma de que el aficionado al fútbol gallego está vivo es la organización Siareir@s Galeg@s, una de las organizaciones más activas de todo Galicia y cada año organizan por si solos, con la simple autogestión partidos de la Selección de Galicia.