El fichaje del Cuti Romero por el Atlético de Madrid se complica. Lo que parecía una operación bien encaminada ha dado un giro inesperado tras la última propuesta económica del club rojiblanco. Desde Inglaterra, la respuesta ha sido clara y contundente: “Cantidad ridícula”. Así han calificado medios cercanos al Tottenham los 40 millones ofrecidos por el central argentino.
El deseo de Simeone
Simeone lo tiene claro: quiere a Romero como pilar defensivo para su nuevo proyecto. El argentino no solo se adapta perfectamente a la idea de juego del Cholo. Además, ha mostrado predisposición para salir del Tottenham y volver a coincidir con su compatriota en el Metropolitano. El problema, como casi siempre, es económico.
El Atlético de Madrid considera que 40 millones, más variables, es una cifra razonable para un jugador que ya manifestó su intención de abandonar Londres. Pero el Tottenham no comparte esa visión. Daniel Levy, presidente del club inglés, ha dado instrucciones claras: o se pagan los 70 millones en los que han tasado al jugador, o no hay acuerdo.
Los Spurs no lo pondrá fácil
El ‘Cuti’, por su parte, se encuentra en una posición incómoda. En marzo comunicó su deseo de dejar los Spurs, convencido de que su etapa en Inglaterra había terminado. Su objetivo sigue siendo jugar en el Atlético, pero ve cómo su salida se complica a medida que el club londinense endurece su postura y prepara incluso una oferta de renovación.
Desde el entorno de Romero reconocen que el central sigue decidido a cambiar de aires. Sin embargo, las diferencias económicas entre ambos clubes dificultan una resolución rápida. El Atlético de Madrid ha dejado claro que no puede ni quiere llegar a los 70 millones, mientras que el Tottenham juega con la baza del tiempo.
Además, el Mundial de Clubes, que comenzará el 15 de junio, obliga al Atlético a priorizar otros movimientos más inmediatos. Por ahora, no habrá nuevas ofertas hasta que el torneo termine y se reorganicen las prioridades de la dirección deportiva. El caso del Cuti Romero queda en stand-by, aunque el deseo del jugador por vestir de rojiblanco sigue firme.