Atlético de Madrid y Osasuna se enfrentaban en una tarde especial en el Metropolitano, la última de la temporada 23/24. Con el objetivo de mantener el puso por la tercera plaza al Girona, los jugadores rojiblancos eran conscientes de que no podían fallar si querían alcanzar la medalla de bronce. Para lograrlo, Simeone decidió salir con Oblak; Azpilicueta, Savic, Paulista, Hermoso, Lino; Llorente, Koke, De Paul; Griezmann y Correa.
Al otro lado, los chicos de Arrasate, ya salvados matemáticamente y sin opciones de llegar a los puestos europeos. Los elegidos por el técnico rojillo fueron Herrera; Mojica, Herrando, Catena, Areso; Ibáñez, Muñoz, Torró; Peña, Raúl García y Rubén García.
Desconexión inicial
Los primeros minutos estuvieron controlados, sorprendentemente, por el conjunto visitante. El Osasuna, en apenas 11 minutos, ya había provocado hasta cuatro córners, poniendo en problemas al Atlético de Madrid. Fue en uno de estos saques de esquina donde Oblak pudo quedar muy señalado, pues falló a la hora de despejar con los puños y Lucas Torró rozó el gol.
Los colchoneros sufrían con la presión tras pérdida que realizaba el Osasuna, asfixiando a los de Simeone y provocando varios fallos en la salida de balón desde atrás. El Atleti intentó responder con una buena jugada individual de Lino, que acabó con un disparo de De Paul que se marchó a las nubes. Llegados a los 20 minutos, las balanzas se equilibraron, con ambos conjuntos intentando crear jugadas de peligro a partir de los laterales, pero sin éxito.
Cinco minutos después, todo cambiaría, pues el Osasuna se pondría por delante en el marcador. Rubén García, tras recibir una falta de Lino, puso un gran balón que rebotó y dejó solo a Raúl García, quien remató a placer en el área pequeña. El golpe del Osasuna despertó al Atlético, quien estuvo cerca de anotar el empate tras una gran combinación entre Antoine Griezmann y Ángel Correa.
Cerca de lograrlo estuvo Samuel Lino, quien volvió a demostrar sus grandes dotes para el regate, pero Sergio Herrera y, en la siguiente jugada, el poste, impidieron el tanto del brasileño. Pero la jugada más clara del Atlético de Madrid llegaría al final de la primera mitad. Azpilicueta puso un gran balón en profundidad a Llorente, quien llegó hasta la línea de fondo para poner el balón atrás para Griezmann, quien falló un gol cantando.
Los primeros 45 minutos acabarían con Aimar Orioz rozando el segundo del Osasuna tras estrellar el balón contra el poste, tras un sorprendente tiro desde fuera del área. Posteriormente, el colegiado indicaría el camino hacia los vestuarios.
Fragilidad defensiva
Simeone no estuvo contento con el rendimiento del equipo, por lo que decidió mover el banquillo para la segunda mitad. Así, Álvaro Morata entró en el campo por Gabriel Paulista, quien estaba apercibido con una tarjeta amarilla. Y parecía que el Atleti saldría a comerse al Osasuna tras dos jugadas peligrosas de Griezmann y Llorente.
Sin embargo, el Osasuna no aceptaba el guion de partido que estaba proponiendo los colchoneros, y montaron una contra que acabó con un paradón de Jan Oblak a Raúl García. Acabó así un asedio precoz del Atleti al Osasuna, pues desde esa jugada los rojillos volviero a volcarse al ataque. De hecho, los de Arrasate no tardaron en aumentar las distancias, pues Aimar rescató un balón muerto tras otra gran parada de Oblak en el área pequeña para poner el segundo.
Parecía que la tarde iba a estar nublada para los aficionados del Metropolitano, pero un hubo una luz de esperanza para los colchoneros. De Paul puso un gran balón en profundidad a Samuel Lino, quien hizo un gran control de balón y puso un pase de la muerte a Morata para recortar distancias.
A pesar del tanto, el Atleti seguía siendo un auténtico coladero atrás, y después una gran jugada individual de Areso ante Riquelme,Raúl García puso el tercero para el Osasuna. El desastre del Atlético acabaría con el cuarto tanto de Lucas Torró con una volea perfecta, imparable para Jan Oblak. Algunas personas de la grada, sorprendidas por lo que estaban viviendo, empezaban a abandonar el estadio.
Y así acabaría el partido, con un uno a cuatro que anulaba todas las posibilidades del Atleti para acabar terceros y una despedida inesperada para la histórica temporada en el Metropolitano.