Desde su fundación el 26 de abril de 1903 hasta la actualidad, el Atlético de Madrid ha vivido en los últimos 100 años una auténtica montaña rusa de emociones para sus seguidores.
Lo que empezó como una filial del Athletic de Bilbao en la capital, pronto se transformó en un gran club de trabajo profesional que se estableció firmemente como una constante local y, no por casualidad, también fue uno de los miembros fundadores de la liga española de fútbol. Incluso en aquel entonces, el club no era inmune a los sorprendentes descensos y a las profundas crisis financieras, pero al mismo tiempo sus responsables se dieron cuenta de que contaban con el apoyo de sus verdaderos y fanáticos seguidores.
Por eso, no es de extrañar que el consuelo de los aficionados fuera más numeroso en los peores momentos. Tanto en los años 30 como en los 40 (cuando el club se vio obligado a fusionarse con la fuerza aérea española), y también a principios del nuevo siglo, en una fase en la que había que temer por la supervivencia del club casi a diario.
Aunque el sufrimiento y los malos éxitos forman parte inseparable de una historia viva, el Atlético ha tenido muchos grandes equipos que a menudo luchaban por trofeos y campeonatos.
Desde el primer campeonato en 1940 hasta el último en 1996, el club cerró la temporada nueve veces como primero, el mismo número de éxitos lleva a su nombre en la Copa del Rey. Además, hay éxitos en la Recopa (1962) y la Copa del Mundo (1975). Sin embargo, la gran coronación, es decir, la Copa de Europa en la que el Atlético se presentó a la final en 1974, se quedó lejos, como es habitual, de una manera trágica.
La historia de los grandes jugadores es también la historia de los grandes jugadores, desde la "perla negra" Ben Barek hasta el genio brasileño Vavá, el máximo goleador Luis Aragonés, el "sigue quemando" Adelardo o también Calleja o el portero Abel Resino, estrellas nacionales e internacionales que fueron entrenados por entrenadores de diversas tradiciones; Desde el “inventor del catenaccio” Helenio Herrera hasta el fanático atacante Luis César Menotti, sin olvidar a los presidentes en parte visionarios y en ocasiones derrochadores.