La contundente derrota del Atlético de Madrid ante el PSG en el debut del Mundial de Clubes ha dejado un reguero de críticas y reflexiones. Una de las más destacadas ha sido la de Kiko Narváez, exjugador rojiblanco y actual analista, quien dejó un mensaje claro a Simeone tras el 4-0 encajado en Los Ángeles.
Kiko señala a Simeone
Kiko, siempre cercano al sentir del aficionado colchonero, no dudó en señalar uno de los factores claves del tropiezo: la elección del once titular. En su artículo en AS, el gaditano fue directo: “En estas fases finales hay que hilar muy fino con el once. Simeone debe de acertar”. Una afirmación que retumba con fuerza tras un partido donde el Atlético de Madrid fue superado de principio a fin.

El exdelantero explicó que en este tipo de torneos cortos, al final de una temporada larga, lo físico y mental marca la diferencia. No todos los jugadores llegan en su mejor momento, y eso, para Kiko, se notó en el césped. “Fue un reflejo claro de la diferencia de ritmo entre un equipo y otro”, escribió, subrayando cómo el PSG dominó todas las segundas jugadas desde el primer minuto.
Tres jugadores a la altura
Kiko lamentó especialmente la falta de agilidad en el doble pivote, las dificultades para salir con el balón y la escasa participación en la banda izquierda. Solo salvó a unos pocos: Giuliano Simeone, Marcos Llorente y Julián Alvarez, quienes sí parecieron estar a la altura del ritmo de los parisinos. El resto, muy lejos de su mejor versión.
El mensaje es claro: en una plantilla tan pareja como la del Atlético, Simeone no puede equivocarse. Las piernas pesan en junio, y solo los que llegan en mejor forma deben ser titulares. Kiko no criticó al técnico directamente, pero su advertencia deja entrever que el Cholo debe dejar de lado jerarquías pasadas y mirar solo el presente físico y competitivo de sus hombres.
A pesar del varapalo, Kiko Narváez no dejó de mostrar respeto por Simeone ni por el rival. Alabó la propuesta del PSG y dedicó palabras de admiración a Luis Enrique, a quien calificó como “un entrenador como la copa de un pino”.