El Atlético de Madrid ha vivido un auténtico mazazo, no solo deportivo, sino también económico. Su temprana eliminación del Mundial de Clubes ha supuesto un revés mayúsculo en las arcas del club. Un torneo que se presentaba como la gran oportunidad para llenar las cuentas ha terminado en decepción y pérdidas millonarias.
Dinero que no llegará
El conjunto rojiblanco cayó en la fase de grupos, pese a sumar seis puntos. Mismo balance que PSG y Botafogo, pero la diferencia de goles les condenó. Lo que parecía una clasificación casi hecha, terminó en drama por no haber gestionado bien los minutos finales ante el conjunto francés. Y con ello, se desvaneció un premio económico que podría haber cambiado el verano del club.
El Mundial de Clubes estaba diseñado para repartir grandes sumas, pues solo por participar, el Atlético se llevó 19,27 millones, más los 3,46 millones por dos victorias. Pero eso es una mínima parte de lo que había en juego. Si hubieran superado los octavos, habrían sumado 6,5 millones más y si alcanzaban los cuartos, casi 12 millones adicionales. Y de ahí en adelante, el bote final alcanzaba cifras astronómicas.
El club esperaba más
El Atlético de Madrid estimaba ingresar hasta 137 millones de euros si llegaba a la final del torneo. Esa cifra incluía premios deportivos, patrocinios, derechos televisivos y exposición internacional. Dinero que ahora se ha esfumado, y que deja muy tocado el presupuesto para reforzar al equipo en este mercado.
Simeone, visiblemente afectado, no ha querido hacer declaraciones tras el regreso de Estados Unidos. Dentro del vestuario se reconoce que el Mundial fue un objetivo prioritario. Y haber fracasado tan pronto, además de doler, puede condicionar decisiones futuras. El técnico argentino había pedido refuerzos, pero el escenario actual complica cualquier gran operación sin antes vender.
Además, la planificación fue cuestionada desde el primer día. El equipo no recibió ningún fichaje específico para el torneo, más allá del regreso del canterano Carlos Martín, que ni siquiera tuvo minutos. La falta de inversión se justificó con la confianza en la plantilla, pero el resultado fue un golpe duro de asumir.