Rodrigo de Paul ya es nuevo jugador del Inter de Miami, el jugador argentino fue presentado oficialmente como refuerzo del club estadounidense, donde vestirá el dorsal número 7. Una camiseta especial, ya que pertenece a su ídolo y propietario del equipo, David Beckham. Pero además, compartirá vestuario con su gran amigo Lionel Messi y otros excompañeros como Luis Suárez.
Durante su presentación, De Paul mostró una sonrisa constante, el de Sarandí no escatimó elogios hacia su nuevo destino. “La ilusión que me trajo a Inter Miami es la de competir, de ganar títulos, de escribir las páginas de este club”, explico. Una frase que ha sido interpretada por muchos aficionados colchoneros como una indirecta hacia el Atlético de Madrid.

El jugador argentino, no se ha despedido del Atlético de Madrid, su entusiasmo por el Inter Miami contrasta con la forma en la que terminó su etapa en el Metropolitano. En las últimas semanas, De Paul ya había dejado señales de que su cabeza estaba fuera del proyecto de Diego Simeone. Su rendimiento en la segunda mitad de la temporada 2024-25 fue irregular y su compromiso, cuestionado por parte de la afición.
Crecimiento de la MLS
Rodrigo de Paul explicó también que le motiva el crecimiento de la MLS y el proyecto deportivo que representa Inter Miami. “Es un club que se está formando para ser grande, para tener mucha trayectoria, para que mucha gente siga este increíble equipo”, añadió. Con estas palabras, el argentino dejó claro que ve su llegada como un paso importante en su carrera profesional.
La posibilidad de reencontrarse con Messi y Suárez ha sido clave en su decisión, En el Atlético nunca logró alcanzar el mismo nivel que mostró con Argentina o en Italia. Su fichaje por Inter Miami, aunque esperado, no ha sentado del todo bien en el entorno rojiblanco, sobre todo por el tono de sus declaraciones. Muchos hinchas han interpretado su entusiasmo como una falta de respeto al club que apostó por él en 2021.
Fin de ciclo, sin pena ni gloria
El Atlético de Madrid, por su parte, ya trabaja en la reconstrucción de su centro del campo. De Paul, a sus 31 años, encara una etapa diferente, más cercana al entretenimiento y el marketing que a la exigencia competitiva europea. En sus primeras palabras en Estados Unidos no hubo mención especial a su paso por el Atlético, ni agradecimientos públicos al club que lo mantuvo en la élite durante tres temporadas.
Con esta salida, Rodrigo de Paul cierra una etapa marcada por altibajos, lesiones y polémicas fuera del terreno de juego. Su talento nunca estuvo en duda, pero su regularidad fue siempre una asignatura pendiente. Ahora, en Miami, buscará ser protagonista en una liga en pleno crecimiento, rodeado de viejos amigos y bajo los focos del espectáculo americano.
En el Metropolitano, no todos olvidarán tan rápido el último gesto del argentino, porque más allá del adiós, sus palabras dejaron una sensación amarga. Como si el capítulo rojiblanco jamás hubiese existido en su historia. Un último desprecio que muchos aficionados del Atlético de Madrid no están dispuestos a perdonar.