Las gasolineras forman parte del paisaje habitual en Estados Unidos, pero no todas ocupan el mismo lugar en la mente de los conductores. Durante décadas, marcas como Shell o Chevron marcaron el pulso del sector, garantizando una presencia estable en cada esquina y en miles de carreteras. Sin embargo, los hábitos de consumo empiezan a inclinar la balanza hacia nuevos jugadores.
Hoy en día, repostar ya no es solo cuestión de llenar el depósito, sino de aprovechar cada parada. Por eso, cadenas minoristas como Walmart y Costco han convertido sus surtidores en parte de una estrategia de fidelización. Y lo que empezó como una extensión de sus hipermercados ahora se ha transformado en un auténtico desafío para los gigantes tradicionales.

Shell mantiene el tamaño, pero Costco y Walmart mueven las colas
Shell sigue siendo el líder por número de estaciones, con unas 13.496 operando en EE.UU a mediados de 2025. Chevron ocupa el segundo lugar con alrededor de 7.102 puntos de venta, lo que todavía les asegura una presencia masiva frente a las cadenas minoristas. Pero en las colas para repostar, la realidad es distinta.
Costco cuenta con unas 559 estaciones y Walmart con más de 415, cifra que crecerá hasta unas 450 antes de que termine el año. Pese a que los números son modestos en comparación, su poder reside en los precios. Un ahorro de 25 centavos por galón hace que muchos conductores estén dispuestos a esperar más tiempo en la fila de un club de membresía.

La diferencia también se nota en el modelo. Costco está probando estaciones independientes, alejadas de sus almacenes, mientras que Walmart suma más de 45 proyectos entre nuevas aperturas y remodelaciones para 2025. La apuesta es clara: el surtidor ya no es accesorio, es un imán para atraer tráfico.
El efecto local y la competencia real
La clave está en lo que ocurre en cada barrio. Cuando abre una estación de Costco, los comercios cercanos sienten la presión y reaccionan con programas de puntos o descuentos con tarjetas Shell y Chevron. El resultado es un tira y afloja constante, donde la fidelidad del cliente depende tanto del precio como de los servicios añadidos.
A escala nacional, el mercado sigue muy fragmentado. Más de 152.000 tiendas de conveniencia operan en el país, y más de 121.000 venden combustible. Eso significa que, aunque Walmart y Costco crezcan, la competencia directa es feroz y el dominio absoluto está lejos de consolidarse.
El consumidor es quien más gana en este escenario. Con más opciones disponibles, los precios tienden a bajar en zonas donde aparece un surtidor de gran superficie. Y la decisión final depende de cómo prefiera cada conductor gestionar sus gastos: membresías de Costco, descuentos de Walmart+ o las promociones con tarjetas de Shell y Chevron.
Lo cierto es que los minoristas no han destronado a las marcas tradicionales en presencia, pero sí han cambiado el mapa de prioridades. Repostar ya no se mide solo en kilómetros recorridos, sino en centavos ahorrados y en la experiencia que rodea a la parada. Por ahora, esa fórmula mantiene a Walmart y Costco como los escogidos por los conductores que buscan pagar menos sin dejar de lado la conveniencia.