Millones de ciudadanos dependen mes a mes de los depósitos del Seguro Social. Para muchos, este ingreso representa la base con la que pueden mantener su hogar, pagar facturas y cubrir los servicios esenciales. Sin embargo, no todos los beneficiarios reciben la misma cantidad, ya que depende de la edad en la que decidan solicitarlo.
El sistema permite escoger entre una edad mínima y máxima para activar el cobro. Cada persona tiene la libertad de elegir, pero hacerlo demasiado temprano tiene consecuencias financieras de gran impacto. El recorte puede ser mucho mayor de lo que se imagina quien decide pedirlo a los 62 años.

¿Quiénes pueden recibir beneficios del Seguro Social?
El programa está diseñado para diferentes grupos de personas. En primer lugar, se incluyen a los jubilados que han trabajado durante años y han contribuido con los impuestos del Seguro Social. Estos trabajadores reciben un respaldo económico tras finalizar su etapa laboral.
También forman parte de los beneficiarios quienes tienen una discapacidad que les impide continuar trabajando. El sistema contempla su situación y les otorga un apoyo económico mensual para garantizar estabilidad. A ello se suma la cobertura que llega a miembros de la familia de jubilados, discapacitados o incluso fallecidos, siempre bajo ciertos requisitos.

Las fechas de pago se organizan con un calendario específico para mantener orden en los depósitos. Aquellos nacidos del 1 al 10 del mes reciben el pago el segundo miércoles, quienes cumplen entre el día 11 y el 20 lo reciben el tercer miércoles. Y finalmente, los nacidos entre el 21 y el 31 tienen su depósito el cuarto miércoles del mes.
¿Cuánto dinero se pierde al pedirlo a los 62?
El gran dilema surge cuando un ciudadano decide solicitar el beneficio en la edad mínima permitida. A los 62 años es posible hacerlo, pero con una reducción importante en la cantidad final. El recorte puede llegar hasta un 70% del valor total del beneficio que correspondería si se pidiera en la edad máxima.
Esto significa que, de por vida, el monto mensual quedará limitado. No se trata de un descuento temporal, sino de una reducción definitiva en la pensión. Tomar la decisión anticipada puede ser útil para quienes necesitan el dinero cuanto antes, pero también implica renunciar a un ingreso mayor en el futuro.
Por eso, la recomendación habitual es esperar y pedir los pagos en la etapa más tardía posible. Mientras más tarde se solicite, más grande será el depósito mensual que el beneficiario reciba. Esta diferencia puede marcar el presupuesto de toda una familia durante años, sobre todo en una economía cambiante.