Los vehículos eléctricos están ganando peso, poco a poco en España. Las restricciones a la circulación para reducir la contaminación son cada vez más estrictas, y gran parte de la población se ve obligada a comprar un nuevo automóvil. Ante esta situación, mucha gente ya opta por dejar atrás los coches de combustión que utilizan gasolina o diésel.
En los últimos meses se han viralizado diferentes noticias que afectan a los coches eléctricos. Una de ellas tuvo lugar en Valencia, donde se formaron largas colas en puntos de carga durante la 'operación retorno' de Semana Santa
Sin embargo, un nuevo problema ha irrumpido con fuerza en países como Estados Unidos y Canadá. Es una práctica cada vez más habitual, pero puede acarrear multas importantes.
¿Qué es el 'icing'?
Esta situación mencionada se conoce como 'icing', y se refiere a los coches de gasolina y diésel que ocupan las plazas de aparcamiento reservadas para vehículos eléctricos. Esto provoca que las personas que quieran recargar este tipo de coches no puedan hacerlo.
Las leyes y la señalización en España no ayudan a evitar estas prácticas. Estos lugares destinados para coches eléctricos, muchas veces, no están bien indicados ni tienen placas que limiten su uso. Hay señales que prohíben el estacionamiento en algunos sitios, pero no aparece de forma explícita que esa zona en concreto no pueden ocuparla los coches de combustión.
Dicho esto, el Real Decreto-ley 29/2021 recoge que debe instalarse una estación de recarga por cada 40 plazas de aparcamiento. Esta norma, en principio, debía ayudar a segregar los diferentes tipos de vehículos, pero no está funcionando del todo. Un vídeo de un usuario en la red social X refleja este problema.
¿Qué sanción hay por aparcar en este tipo de plazas reservadas?
Las multas por estacionar los coches indebidamente pueden ir de los 100 a los 200 euros. Por eso, a veces es mejor dar alguna vuelta más y estacionar en un sitio adecuado. Las prisas pueden jugar malas pasadas, y recibir una sanción de este tipo nunca es de buen agrado.
El 'icing' supone un gran problema para potenciar la transición hacia los coches eléctricos. Si hay personas que tenían dudas en dar el paso, estas situaciones no hacen sino agravar la desconfianza y el recelo para hacer el cambio. La normativa debe ser más contundente y castigar de forma más severa este tipo de conductas.