Cuatro puestos seguros para los grandes campeonatos, algunos equipos clasificados (eventualmente) por méritos históricos, nuevo ranking y sorteos condicionados. Para la Superliga Europea todavía es pronto, pero en el trienio 2018-21 la Champions League cambiará su formato para que las grandes entidades del continente no se pierdan una cita.
Un torneo más exclusivo, con menos sorpresas y más ‘clubes top’. La estructura no cambiará: 32 finalistas y 8 grupos. El cambio reside en la clasificación, para contentar a los Real Madrid, Bayern, Juventus o Manchester United entre otros, el nuevo sistema permitirá clasificar 4 equipos de forma directa a las ligas más potentes y repescar a una de las grandes si queda fuera de la zona alta de la clasificación.
Las negociaciones sobre este formato están en curso desde hace meses y deberían cerrarse antes de acabar el año para negociar la venta de los derechos de televisión y sponsors. La intención de la UEFA es multiplicar los ingresos (objetivo mejorar un 20%) y los premios.
Camino a la Superliga Europea
No es una novedad que los clubes más ricos de Europa desean una Liga de Campeones o Superliga de Europa casi cerrada. Un coto privado para repartirse los beneficios, al máximo existirá un porcentaje muy limitado a nuevas incorporaciones cada año. Un torneo tipo NBA con máximo 24 equipos divididos en grupos y posteriormente eliminaciones directas. Un campeonato que se jugaría durante los fines de semana y que quitaría visibilidad a las ligas locales cada vez más desiguales (basta ver los casos de Bayern, PSG y Juventus).
Esta fórmula sería sostenible económicamente y judicialmente, la UE no puede oponerse a esta decisión. Pero el camino no es sencillo, sobre todo por la Premier League que factura 3.200 millones de euros en derechos de televisión mientras Champions y Europa League juntas no llegan a 2.300 en total (apuntando a 2.700 en 2018). Para abandonar el campeonato local, los ingleses querrán recibir una cifra similar a la actual en su liga.
No solo los clubes de las islas suponen un problema. Se necesita tiempo para buscar financiación, nuevos sponsors, reorganizar el calendario, equilibrar el torneo… en definitiva se antoja complicado que se llegue pronto a un acuerdo para relanzarlo.
Y mientras tanto, en contraste con la ‘democratización’ que impuso Platini en las competiciones europeas en el último lustro dando más peso a entidades de países ‘pequeños’, la idea es volver a un modelo dónde las potencias tendrán prioridad. España, Alemania, Inglaterra e Italia volverán a tener 4 puestos seguros, además lo harán sin pasar por playoff. De este modo, 16 finalistas de 32 pertenecerán a la ‘élite europea’.
La propuesta actual es que los 3 primeros de cada liga local clasifiquen automáticamente y el cuarto lugar sería seleccionado por méritos históricos. En la práctica, el ranking UEFA de los clubes será reconstruido para permitir a los ‘grandes’ entrar en el torneo a pesar de no acabar su campeonato local en los lugares de privilegio.
Por otro lado quedan las federaciones de ‘clase media’: Francia, Portugal y Rusia. A estos países irían 2 puestos seguros. Después habría espacio para 4 o 5 campeones de naciones que siguen en el ranking: Ucrania, Bélgica, Holanda, Turquía y Suiza. Hasta aquí serían 26-27 sociedades participantes, faltarían 5-6 puestos para unos ‘playoff’ en los que competirán en torno a 50 equipos. Clasificarse será casi una misión imposible para los humildes.
La última idea propuesta para el nuevo formato Champions 2018-21 será introducir sorteos con más condicionantes. De esta manera se quiere evitar grandes enfrentamientos en octavos de final, algo que ocurrió en el Juventus – Bayern en octavos de UCL 2015/16. En definitiva, la élite del fútbol europeo quiere cerrar lo que ellos consideran su coto privado y evitar así, el surgimiento de nuevas sociedades ricas. Para ello es imprescindible crear un campeonato cerrado, algo que la UEFA está dispuesto a permitir.