Escudo fútbol

Osasuna - Zaragoza: Historia de una rivalidad

Una amistad que en los últimos años ha cambiado radicalmente

Se van a cumplir tres décadas de tensión en los enfrentamientos entre maños y rojillos, una hostilidad que con el paso de los años borra un pasado de amistad. Un ‘derbi’ entre capitales de autonomía que seguramente se ha visto acrecentado por la falta de rivales dentro de su región. Esta es la historia de cómo dos equipos han pasado de la estima al odio.

El nacimiento de esta rivalidad tan particular tiene una fecha concreta, 4 de octubre de 1987. En dicha fecha se disputaba en La Romareda la jornada 6 del campeonato liguero entre los dos equipos. Todo transcurría con normalidad hasta que Roberto Santamaría (portero navarro) fue alcanzado por un objeto desde la grada. Este suceso provocó varios altercados entre las dos aficiones, tanto revuelo se armó  que a un cierto punto las fuerzas del orden presentes en el estadio tuvieron que intervenir cargando duramente también sobre la afición visitante.

Este episodio dio pie al crecimiento de un odio avivado por los dos grupos ultras mayoritarios en ambos bandos. Así, mientras en Zaragoza Ligallo Fondo Norte  llevaba un año de vida (fundado en 1986), en Pamplona se empezaba a formar un grupo de ideología política de izquierdista: Indar Gorri. De hecho, fue precisamente ese incidente el que animó a diferentes jóvenes a la creación del grupo de animación más numeroso de Osasuna, ya que el posterior encuentro en El Sadar (25 octubre 1987) fue el primero en el que empezaron a mostrarse cómo una organización.

Un odio que ha ido creciendo hasta la actualidad y que se consagró cuándo en el estadio rojillo comenzaron a corear cánticos en contra de la Virgen del Pilar. Un hecho que distanció aún más a las dos aficiones, todo ello a pesar de los continuos intentos de directivas y de Federaciones de Peñas de acabar con este antagonismo tan particular.

Y es que años antes atrás la amistad entre ambos conjuntos y aficiones era tal, que fue el propio Osasuna  el encargado de inaugurar el campo de La Romareda  en 1957. Y cómo invitado de honor fueron agasajados con una fiesta ofrecida en el Teatro Principal. Además, el alcalde de Zaragoza de aquella época regaló al presidente del equipo navarro una imagen de la Virgen del Pilar cómo recuerdo de la apertura del campo.

Las buenas relaciones entre clubes continuaron y años más tarde fue el equipo maño fue el encargado de inaugurar El Sadar. Fue el 2 de septiembre de 1967, en el Torneo Ciudad de Pamplona con el partido entre el Zaragoza y el Vitoria de Setubal que terminó con empate a uno. Al día siguiente, Osasuna se enfrentaría también a los portugueses ganando por 3-1 y en el último partido, jugado el día 4 los rojillos cayeron ante el Zaragoza por 3-0.

Un ambiente afable que permitía numerosos desplazamientos de ambas aficiones cuándo se enfrentaban los dos equipos, se habla de que en la época de los 80  hasta 7000 rojillos viajaban hacia la capital del Ebro para animar a los suyos. Una amistad que en los últimos años ha cambiado radicalmente. En parte gracias al odio creado entre los grupos politizados de animación y en parte también a las polémicas arbitrales en el derbi interautonómico más caliente de España.