El Tribunal Supremo anula la multa de 6.8 millones de euros que había impuesto la Audiencia de Álava en 2007 después de que considerase culpable al expresidente ucraniano de llevar al equipo hacia un concurso de acreedores y al límite de la liquidación. El órgano más poderoso del poder judicial español exime tanto al máximo accionista en aquella época, a su esposa Milanendra Vikramsigh y a José Nereo Ruiz, administrador del club cuándo se produjeron los hechos.
Por otro lado, se mantiene la condena de 15 años que inhabilita al empresario ucraniano para administrar bienes ajenos, representar a cualquier persona y ejercer el comercio, entre otros supuestos. Esta sanción se reduce a 8 años en el caso de los otros dos condenados.
La razón del Supremo para retirar la multa se basa en que el club vitoriano no llegó a entrar en una situación de liquidación. Es decir, al darse la situación de ‘concurso de acreedores’ se admite que hubo una mala gestión pero dado que actualmente el club se está recuperando económicamente gracias al convenio regulado por la intervención judicial, no son responsables del total hundimiento del club y por tanto no deben pagar.
Dimitri Piterman fue el máximo accionista del Alavés entre 2004 y 2007, tres años en los que se llevaron al club al borde de la desaparición económica por las deudas contraídas. Tanto el ucraniano cómo sus colaboradores tomaron el mando de un equipo recién descendido de primera división y lo dejaron en Segunda B después de dejar vacías las arcas.
Resalta sobre manera que precisamente el abogado defensor de Piterman sea el actual presidente de la Liga de Fútbol Profesional, el señor Javier Tebas. Así, el máximo dirigente de la asociación integrada por los clubes españoles, ayudó a elaborar el recurso para que el responsable de hundir económicamente al Alavés no pagué ni un euro.
Esta sentencia por tanto demuestra que en el fútbol español se permite todo: Aprobar que un empresario se haga con la mayoría de las acciones de un club sin tener en cuenta de dónde viene el dinero, conceder que dicho dirigente haga lo que quiera con dicho equipo gastando millones que no tiene, endeudando al club y “jugando” a ser entrenador sin tener licencia, todo sin castigo económico. Vale la pena preguntarse que tipo de asociación de clubes existe en España que ha dejado hacer a Piterman lo que ha querido y en la que además su actual presidente le ha defendido ante la justicia para que no tenga que pagar por ello.