Nos trasladamos al 2 de enero de 1971. 66 hinchas del Glasgow Rangers fallecen al término de un Old Firm contra el Celtic. A falta de unos minutos para la conclusión del partido los locales perdían por 0-1, miles de seguidores del Rangers empezaron a abandonar el estadio de Ibrox pero Colin Stein logró el empate en los instantes finales. La gran excitación que provocó el gol hizo que miles de personas cayeran a consecuencia de una avalancha hasta causar un amontonamiento masivo que provocó la muerte de 66 aficionados y que más de 200 personas resultaran heridas.
La mayoría de los fallecimientos se debieron a la asfixia al ceder las barreras metálicas de una de las escaleras del estadio Ibrox Park, la tristemente famosa Stairway 13, aplastando a los aficionados del Rangers. Los periódicos de la época lo narraron así “al principio todo el mundo podía gritar por el dolor, pero poco después se hizo el silencio porque no había aire que respirar”.
Fue el segundo gran desastre en Ibrox. Ya en el año 1902, durante un partido internacional entre Escocia e Inglaterra, la parte central de la West Tribune Stand se vino abajo a causa de la fuerte lluvia de la noche anterior, este hundimiento provocó 25 muertes y 500 heridos. Todo ocurrió a los 6 minutos de partido, cuando varias filas de tablones de madera cedieron provocando que cientos de espectadores se precipitaran más de 12 metros hasta el suelo. Jugadores de ambos equipos ayudaron a los heridos sobre el campo. Una de esas anécdotas macabras del fútbol es que el partido se reanudó, pero el resultado fue eliminado posteriormente del libro oficial de partidos entre ambos países.
Hasta 1989, fue la mayor tragedia ocurrida en un estadio de fútbol británico, aquel año sería tristemente superada por la Tragedia de Hillsborough. Ese fatídico día fallecieron 97 personas al ser aplastadas contra las vallas del estadio a causa de una avalancha, durante un partido entre Liverpool y Nottingham Forest correspondiente a las semifinales de la Copa de Inglaterra.