Un hombre y una marmota asoman la cabeza desde un agujero en la tierra con el texto "El Día de la Marmota" en la parte inferior.

El Día de la Marmota: Simeone, los estilos y lo más importante en la vida

No perder la esencia y ser uno mismo: el único camino para dejar que la vida te recompense después de tanto esfuerzo.

En 1993 Harold Ramis estrenó "Groundhog Day" en lo que fue posiblemente la mejor película que jamás dirigió. En España, como ocurre habitualmente, le dieron una patada a un título ya carismático para llamarlo "Atrapado en el Tiempo", nada que ver con llamarlo como debería haberse titulado verdaderamente.

Se publicó hace más de tres décadas, por lo que si no la has visto hasta ahora ya va siendo hora de que te pongas las pilas y disculpes los spoilers. En la película, el protagonista tiene que viajar a Punxstawnwey, una pequeña ciudad de Pensilvania, como cada 2 de febrero. ¿El motivo? Hay que cubrir la predicción de la marmota Phil, para conocer su previsión sobre la duración del invierno.

Un hombre sonriente conduce un vehículo con una marmota en el volante.
Phil, protagonista de la película, con Phil La Marmota | Google Imagenes

Los peligros de convertirte en alguien que no eres

Una vez la marmota hace la predicción, el protagonista y su equipo emprenden la vuelta a su ciudad, pero se ven afectados por un temporal y se tienen que quedar. Cuál es la sorpresa de Phil, el protagonista, que cuando se levanta, vuelve al punto de partida:  otra vez era 2 de febrero. Mientras se va dando cuenta de que está metido en un bucle interminable, Phil experimenta diversos comportamientos.

Primero piensa que es un broma de todo el mundo, posteriormente, se resigna y decide vivir cada día haciendo lo que le da la gana. Tras ser arrestado por la policía, salir con affairs de un día o comer en los restaurantes más caros, se da cuenta de que vive una vida que no le llena. En ese momento, decide ligarse a la otra protagonista, Rita, y usa las mismas técnicas que con el resto de chicas, pero con resultado diferente.

Como revive una y otra vez el mismo día, va recordando los gustos de Rita para, al día siguiente, sean iguales que los suyos. Sin embargo, cada día que lo intentaba se llevaba un fiasco más grande en forma de rechazo. Desesperado,  se da cuenta de que no va a conseguir su objetivo  y no tiene más motivaciones: decide que es momento de poner fin a su vida de diversas formas. 

No obstante, todos sus intentos por quitarse del medio acaban con él levantándose con la melodía de 'I Got You Babe' sonando en la radio. Fue en ese momento cuando decidió ser buena persona e intentar hacer felices a los habitantes del pequeño Punxstawnwey. Es ahí cuando se siente mejor consigo mismo y, sin quererlo, finalmente conseguirá lo que, en su momento,  quería lograr sin ser él mismo.

Un entrenador de fútbol celebra efusivamente en la línea lateral del campo durante un partido.
Simeone celebrando el gol de Sørloth | Europa Press

El estilo, la esencia, ser uno mismo

Cómo le ocurrió a Phil, Simeone cada vez que iba a Barcelona vivía el Día de la Marmota. Una y otra vez volvía con un resultado negativo o, a lo sumo, un empate que no satisfacía a nadie. En todos y cada uno de los doce partidos ligueros anteriores en el feudo blaugrana, ninguna victoria y la sensación de no saber cómo ganarles.

Cambiaron los jugadores, cambió el cuerpo técnico, cambió parte de la directiva e incluso cambió el estilo de juego de un Atlético de Madrid impotente cuando visitaba la ciudad condal. Hasta que Simeone volvió a dar una vuelta más y tocó la tecla correcta. Back to basics, que dirían los snobs, y a Diego Pablo Simeone se le encendió la bombilla.

Volver a ser incómodos, volver a dominar el partido desde la defensa, volver a ser punzantes a la contra: en definitiva, volver a ser un equipo, un grupo.  El Barcelona atacaba la portería de Jan Oblak como si el campo estuviera incliinado 45º hacia los colchoneros, con un Pedri escandaloso pero con falta de acierto en la delantera. Un fallo garrafal de Marc Casadó y un Jan Oblak 'modo Allianz Arena' permitió a los rojiblancos llegar vivos a los últimos minutos.

Todos los ingredientes de la coctelera del Cholo Simeone estaban preparados, solamente faltaba el toque final a una receta que los rojiblancos estaban acostumbrados a ver años atrás. Bastó una contra ante un Barcelona exhausto para poner la puntilla a un partido tácticamente soberbio, aunque perfectamente pudo haberse llevado el Barça. Sí, a los puntos el Barcelona habría ganado como las doce últimas veces, pero esto es fútbol amigo, es la vida.

Cuando menos te lo esperas, cuando eres tú mismo y cuando trabajas para ayudar a los tuyos: la vida te recompensa. Llegó a la decimotercera, para recortarle 13 puntos al Barça de Hansi Flick y para colocarse líderes con un partido menos. Como otras tantas veces esta temporada, en los últimos minutos el Atlético de Madrid se salía con la suya.

Simeone celebraba y corría hacia su área, mientras todos - en dirección contraria - se iban a abrazar a Nahuel Molina y Alexander Sørloth. ¿Por qué? Porque quiso celebrarlo señalando a Jan Oblak, un pilar fundamental para conseguir el objetivo del equipo. Así, como en 2014, 2016 o 2021, es cómo se forjan los grupos y se cocinan grandes éxitos.

Y, sobre todo, así es como se da fin al Día de la Marmota en el fútbol... y en la vida.  Lo mejor está por venir...