La derrota del Atlético de Madrid por 2-0 ante Osasuna no ha pasado desapercibida, y uno de los que más duro ha hablado tras el encuentro ha sido Kiko Narváez. El exdelantero rojiblanco, ahora analista habitual en medios, no se ha mordido la lengua en su columna en AS, donde lanza un mensaje claro. El equipo está repitiendo errores que parecen ya estructurales.
Kiko explica el problema
Kiko lo resume en una frase lapidaria: “Otro partido para olvidar”. El Atlético volvió a ofrecer una versión gris, sin mordiente, sin claridad y sobre todo sin reacción. Según Narváez, lo peor no fue el resultado, sino la falta de soluciones en el segundo tiempo. También, la nula capacidad para alterar el curso del partido una vez se puso cuesta arriba.

El análisis de Kiko pone el foco en dos puntos clave. El primero, la fragilidad del equipo fuera del Metropolitano, lejos de su estadio, el Atlético de Madrid pierde esa energía que le caracteriza en casa. El segundo, los cambios de Simeone, que según el exfutbolista fueron un lastre en lugar de un revulsivo. Especialmente crítico fue con la sustitución de Sorloth, al considerar que era el único capaz de aprovechar los centros laterales ante una defensa cerrada.
Un gran Osasuna delante
También alabó el planteamiento de Vicente Moreno, técnico de Osasuna. El equipo navarro fue el reflejo de lo que antes era el Atlético: bloque bajo, orden defensivo y eficacia en los momentos clave. Para Kiko, el contraste entre uno y otro equipo fue tan evidente como doloroso para el aficionado colchonero.
El exjugador no se quedó solo en lo táctico. Habló de una sensación de agotamiento en la plantilla, tanto física como anímicamente. Para él, la liga se está haciendo larga, y eso se nota en los tramos decisivos. Y si no hay una reacción inmediata, el equipo puede comprometer incluso su presencia en Champions la próxima temporada.
La crítica de Kiko Narváez no es una salida de tono puntual. Refleja el sentir de buena parte del entorno del Atlético de Madrid, que empieza a impacientarse con la falta de regularidad y la escasa evolución del juego. Quedan jornadas por delante, pero la imagen de El Sadar ha encendido las alarmas.