La prensa francesa está feliz por su clasificación a semifinales de la Eurocopa, al mismo tiempo que critica el juego de Francia, únicamente sostenido por un resultadismo llevado al extremo. Los franceses piden más a una selección repleta de talento y que juega como si fueran inferiores a su rival. En el ojo del huracán, tres personas: Didier Deschamps, Kylian Mbappé y Antoine Griezmann.
Al primero de todos no vamos a descubrirlo. Un entrenador que basa su juego en una solidez defensiva inusitada llevada al extremo. Tanto, que provoca que sus cuatro delanteros titulares que entre todos suman 59 goles en liga esta temporada, solo lleven 1 en esta Eurocopa y de penalti (Mbappé vs Polonia).
Pero la realidad es que ganan, por eso todo sigue igual. Con respecto a la "tortuga parisina", el golpe sufrido contra Austria, que le produjo una fractura en la nariz no está permitiéndole desarrollar todo su potencial al llevar la máscara protectora. Y se lo asegura un servidor que ha pasado por ahí, suficiente es que juegue porque el dolor es insoportable.
¿Y Griezmann?
Ahora llegamos al plato fuerte, ¿qué le está ocurriendo a Antoine Griezmann? ¿Está jugando tan mal como lo pintan? ¿Ha llegado el momento de su debacle futbolística? Bien, vamos a analizarlo.
La Francia de Deschamps normalmente se dispone en un 4-2-3-1 o 4-3-2-1 en el que se ve claramente como hay unos jugadores muy defensivos y otros muy ofensivos. Es ahí donde Antoine Griezmann hace de pegamento en una selección, por momentos, excesivamente partida. De ahí que su incidencia en el juego sea vital para la consecución de los objetivos galos.
Un mal partido de Griezmann, difícilmente será un buen partido de Francia. Él es el cerebro y el que maneja al equipo en la sombra, así fue en Francia 2016, Rusia 2018, y en Qatar 2022. De hecho, si observamos el mapa de calor en este torneo vemos que Antoine Griezmann abarca todo el campo.
A esto hay que unirle que en este campeonato ha jugado en cuatro posiciones diferentes: mediocentro ofensivo (Austria y Portugal), segundo punta (Países Bajos), interior derecho (Polonia) y extremo diestro (Bélgica). Cada una de estas posiciones con unas exigencias diferentes y en todas ellas con un gran desgaste físico.
Mucho de este desgaste, proviene de un trabajo defensivo que al de Mâcon nunca le falta y que en muchas ocasiones no permite estar tan fresco en el otro área. De hecho, Jules Koundé lo reconoció tras recibir el MVP del partido ante Bélgica: "Me ha ayudado mucho defensivamente cortando constantemente líneas de pase. Ofensivamente su posición no era la más natural pero ha influido en nuestro juego".
En un primer momento, es difícil entender la decisión de poner a Antoine Griezmann de extremo en este partido, sobre todo porque ha perdido mucha velocidad y regate. Sin embargo, analizándolo en el post-partido, te das cuenta de que Deschamps buscaba cubrir la banda de Jeremy Doku con las ayudas de "El Principito".
Bien es cierto que de cara a puerta está negado en esta Eurocopa y así lo corroboran los 1,94 goles esperados que lleva sin haber materializado ni uno. No obstante, a él esto no le preocupa tal y como explicó después del primer partido contra Austria: "Quiero ganar, quiero que gane el equipo. Si es con un gol (mío), mejor, si no, yo vengo a ganar".
A nivel de clubes, es importante remarcar que es la cuarta temporada en la que más minutos ha jugado con el Atlético de Madrid(3916). Si en Francia es importante, en el Atlético de Madrid lo es aún más. Muestra de ello son las veces que Diego Pablo Simeone lo ha dejado sobre el campo pese a estar fundido porque tiene ese aura de superélite que puede ganar un partido.
Entonces, ¿de quién es la culpa?
En conclusión, tenemos el caso de un futbolista relativamente 'mayor' - 33 años - que ha llegado a final de temporada exhausto siendo el jugador más importante de su equipo. Todo esto habiendo disputado 48 partidos con participación en goles en 32 ocasiones (24 goles + 8 asistencias).
Con su selección, tres cuartos de lo mismo. Además, se le exige una implicación defensiva de la que a otros se le exime, pero al mismo tiempo se le reclaman goles y asistencias. Por si fuera poco, tiene que ser esa pieza que una un equipo de jugadores o muy defensivos o muy ofensivos y bajo un planteamiento donde Deschamps potencia no recibir goles.
¿La culpa es de Deschamps? No, para nada. Sin embargo, la realidad es que no está jugando tan mal - para lo que el equipo y su entrenador le piden - como la gente y la prensa está diciendo. Es indudable que al francés hay que pedirle más, partidos como el de Austria donde tocó 47 veces el balón en 90 minutos son intolerables.
No obstante, usar a Antoine Griezmann como chivo expiatorio del mal rendimiento de la selección francesa en esta Eurocopa sería un error garrafal. De hecho, Guy Stéphan, segundo entrenador francés, lo defendió en la previa de los cuartos frente a Portugal: "No se merecía las críticas que recibió".
Al final, como ocurre en muchos casos, la consecuencia de un rendimiento no tan alto del francés, proviene de diversas causas. Es complicado saber en qué porcentaje cada una influye en el rendimiento del jugador actualmente. De hecho, solo Antoine Griezmann sabrá si la solución depende más de él mismo que de factores externos.