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Diego Simeone habla durante una conferencia de prensa en el Etihad Stadium antes de un partido de la UEFA Champions League

¿Qué fue de Galletti?

¿Qué fue del mítico jugador del Atlético de Madrid Luciano Galletti?

Luciano Galletti jugó en el Atlético de Madrid entre 2005 y 2007, disputó 62 partidos en las dos temporadas y logró marcar cinco goles y repartir una asistencia. Costó tres millones de euros, vino como jugador de banquillo y acabó en un rol que no era el suyo e incluso le perjudicó.

Cuando uno dice el nombre de Galletti le viene a la cabeza aquel gol con efecto imposible que le dio al Zaragoza la Copa del Rey ante el Real Madrid, el gol fantástico de chilena perfectamente ejecutada que logró ante el Espanyol y la cabalgada por la banda derecha para asistir a un Torres que marcaba al fin su primer gol al Real Madrid con la camiseta del Atlético. Pero hay mucho más detrás de tres momentos.

A Luciano Martín Galletti (abril de 1980, La Plata, Argentina) la pasión del fútbol le viene de arriba, de su padre Rubén, que fue un destacado ariete entre los 70 y los 80, logrando llegar a más de 100 goles como profesional con las camisetas de Boca, River o Estudiantes de la Plata. Apodado El Hueso por la rigidez de su juego y la dificultad de quebrarle o derribarle, cuando el pequeño Luciano vio la luz y comenzó a dar las primeras patadas al balón heredó rápido el sobrenombre de su progenitor: El Huesito. Una relación padre e hijo que está vinculada ya para siempre, toda vez que Luciano lleva dentro de sí un riñón donado por su padre, que le salvó la vida.

Cuando Luciano era aún un juvenil, no sabía que un pequeño viaje le iba a condicionar la vida. Era la estrella del combinado argentino sub-20 y uno de los jugadores más talentosos del continente, llevó a una Argentina mediocre (solo Cambiasso, Saja y Gabi Milito llegaron después al profesionalismo) a ganar el Sudamericano de la categoría siendo máximo goleador (9 tantos) y mejor jugador de un torneo en el que había jugadores de la talla de Ronaldinho, Forlán o Roque Santa Cruz.

En una de las expediciones a México, Luciano contrajo un extraño virus que le afectó al riñón, que encontró remedio en el momento pero del que le advirtieron recaería con el paso de los años. Ese problema mermó su salto a Europa, que le llegó con 19 años. Ya había jugado dos temporadas con el primer equipo de Estudiantes de La Plata, y un equipo puntero entonces de Europa como el Parma (con Crespo, Buffon, Cannavaro, Thuram, Ortega, Amoroso, etc.) se hizo con sus servicios. Solo estuvo medio año, sin éxito, antes de ir cedido a un Nápoles que entonces disputaba sus días en Segunda. Galletti, ya curado, jugó un papel fundamental en el ascenso a la Serie A. Luego volvió a La Plata antes de aterrizar de forma definitiva en Europa.

Zaragoza fue su casa durante cuatro años y ahí vivió sus mejores días como futbolista. Ganó una Copa del Rey de cuya final fue héroe ante el Real Madrid y logró una Supercopa de España que aumentaron su caché. Pero ciertamente, Galletti, al que el fútbol había dotado de un don innato, estaba llamado incluso a hacer gestas más grandes. Fue entonces en 2005 cuando aterrizó en un Atlético de Madrid que ansiaba volver a ser grande. Fue petición expresa de Carlos Bianchi para formar un ataque temible junto a jugadores como Maxi, Petrov, Kezman, Torres o Ibagaza y llegó por tres millones de euros.

Su rol ese primer año fue siempre secundario, un jugador revulsivo que daba un plus por el costado derecho en el tramo final de los partidos. Hasta que en marzo, y ya con Pepe Murcia en el banquillo, Maxi Rodríguez sufrió un desgarro muscular que le dejó dos meses KO. Ahí lució Galletti, que guardó la titularidad hasta el final del curso. Con todo, su nivel no fue el esperado para un jugador que apuntaba a tener tanta progresión, que se había quedado algo estancado y que era un viejo sueño del Atlético cada mercado. Aquel año jugó 26 partidos y solo hizo un gol.

En términos numéricos, su segundo año fue bastante más prolífico. Las lesiones de larga duración de Maxi y Petrov le abrieron las puertas de la titularidad de par en par y ahí Galletti jugó más y mejor. Cuatro goles y una asistencia aportó en los 36 partidos que disputó. ¡Y qué asistencia! Tras aquella cabalgada por el Calderón que acabó con el primer gol de Torres al Real Madrid con la rojiblanca.

En suma, El Hueso logró cinco goles y una asistencia en 62 partidos con el Atlético, cifras bastante pobres aunque, rompiendo una lanza en su favor, hablamos de las dos temporadas menos goleadoras del Atlético desde los años 80 en adelante. Pero su nivel en el Atlético dejó que desear. Tanto, que tras su fichaje, nunca más volvió a ir con la selección argentina, con la que disputó 12 encuentros oficiales y donde anotó un gol (ante Bolivia, en la Paz, para romper una racha de más de 20 años sin ganar allí).

El Atlético le vendió en el verano de 2007 por 2’5 millones de euros, recuperando casi la totalidad de lo invertido. El argentino recaló en el Olympiacos griego, donde demostró que aún tenía fútbol en sus botas. Olvidó la banda y empezó a jugar en la mediapunta o como segundo delantero, como en sus inicios, y ahí brilló, logrando incluso ser el máximo goleador de la Liga en la segunda temporada.

En la tercera, cuando iba a por su tercer campeonato seguido, llegó el varapalo. El virus reapareció y los doctores le obligaron a la retirada. «Tenía los dos riñones afectados y si no dejaba el fútbol y me sometía a un trasplante me iba a morir«, afirma. «Por suerte, el virus me dejó jugar hasta los 30 años, porque lo cogí a los 20 y me dijeron que antes o después volvería». El donante fue su padre. De tal hueso, tal huesito.

Galletti se sometió a cirugía en octubre de 2010 y, tras alguna que otra recaída, logró volver a jugar al fútbol más de dos años después. No fue con Estudiantes de la Plata, equipo que le brindó todo su apoyo, le dejó entrenar y le esperó hasta el último momento. Y donde él soñaba retirarse desde el mismo día que debutó. Los médicos del equipo no querían arriesgarse con él aunque sí tenía el alta médica para competir. Ante ello y las ganas de volver, Galletti decidió aceptar la oferta del OFI Creta y volver al fútbol griego. A sus 33 años, logró disputar seis partidos con su nuevo club. Antes de colgar definitivamente las botas, Galletti jugó unos meses en el Club Atlético Carlos Casares, del fútbol amateur argentino.

Galletti nunca se desligó del fútbol y, hoy día, divide su trabajo entre la representación de futbolistas y la dirección técnica. Es el hombre visible del Olympiacos en Sudamérica, encargado del reclutamiento de talentos, aunque también es agente de algunos futbolistas, como del prometedor Santiago Ascacibar, a quien se ha vinculado varias veces con el Atlético por petición expresa de Simeone.

Galletti no tuvo una carrera sencilla. Llamado a ser uno de los jugadores diferenciales del fútbol argentino, un extraño virus, una adaptación incompleta al fútbol europeo y un cambio de posición no le dejaron desarrollar todo el potencial que tenía aquel jugador que dominaba el fútbol europeo hasta los 20 años.