La historia entre Argentina y el Atlético de Madrid suma un nuevo capítulo. Thiago Almada ya luce de rojiblanco y su llegada ha sido recibida con entusiasmo en el Metropolitano. El jugador, que se confesó emocionado, dejó claro desde el primer momento que esta era su gran oportunidad.
El campeón del mundo con Argentina fue presentado oficialmente este martes. En su primer contacto con los medios, no escondió su felicidad. “Era un sueño jugar en el Atleti”, afirmó sin titubeos ante la prensa.

Firma hasta 2030 con el club rojiblanco
El acuerdo entre el Atlético y Botafogo se cerró con rapidez. Almada ha firmado contrato hasta el 30 de junio de 2030, con solo 24 años, llega en el mejor momento de su carrera. Su polivalencia es uno de sus puntos fuertes: puede jugar como mediapunta o en cualquiera de las bandas.
Con pierna cambiada o en su posición natural, su perfil encaja en el estilo de Simeone. Thiago nació en Ciudadela, Buenos Aires, el 26 de abril de 2001 y debutó con Vélez Sarsfield a los 17 años y acumuló 100 partidos antes de partir a la MLS. En Atlanta United marcó 26 goles y repartió 24 asistencias en apenas 83 partidos.
El dorsal 11 y un homenaje con nombre propio
Tras un breve paso por el Botafogo, donde ganó el Brasileirao y la Libertadores, y una cesión en el Lyon, Almada aterriza en Europa. Su fichaje por el Atlético es una apuesta fuerte del club. El reconocimiento médico y la firma del contrato tuvieron lugar en el Metropolitano.

Pero el detalle más comentado ha sido la elección del dorsal. Almada portará el ‘11’, número que nunca había utilizado. Se trata de un gesto claro hacia Ángel Correa, leyenda reciente del club.
Amistad con Ángel Correa
El propio Almada lo explicó con sinceridad, Correa fue quien le contagió el sentimiento atlético. Le hablaba del club, de la afición y de la ciudad, incluso le regalaba camisetas del Atleti en sus encuentros. El rosarino había llevado ese dorsal antes de pasar al ‘10’.
Ahora, Thiago lo retoma como símbolo y tributo, una manera sutil, pero profunda de mostrar su vínculo con el club. La conexión entre ambos va más allá de la cancha: es un legado emocional que Almada quiere continuar. Y que, desde ya, lo vincula a una historia colchonera cargada de pasión y orgullo.