Después de diez temporadas como uno de los jugadores más queridos del Atlético de Madrid. Ángel Correa ha puesto rumbo a México para iniciar una nueva aventura. El extremo argentino fue presentado como nuevo futbolista de Tigres, y no tardó en explicar los motivos que le empujaron a dar un paso que, hasta hace unos meses, parecía impensable.
Correa, campeón del mundo con Argentina en 2022, reconoció que vivió un año muy complicado en el club colchonero. Tanto en lo deportivo como en lo emocional.

Su salida no fue una simple decisión profesional: fue una necesidad. “Tigres era la oportunidad de volver a disfrutar del fútbol, porque el último año en el Atlético la estaba pasando mal”, declaró con franqueza.
Un cambio para volver a sonreír
La presión acumulada y la falta de protagonismo pesaron demasiado. Correa admitió que la decisión de irse no fue sencilla, pero sí inevitable.
“Llevaba muchos años en el Atlético y necesitaba un cambio. Cuando surgió la opción de Tigres, lo hablé con mi familia. Empezamos a mirar cosas de la ciudad y creímos que era la mejor decisión”, explicó el atacante.
Que disputó 469 partidos como rojiblanco, siendo el segundo extranjero con más apariciones en la historia del club.
Ya instalado en Monterrey, Correa asegura sentirse como en casa. “Aquí el día a día se vive como una familia. En ese sentido, no he notado tanto el cambio desde el Atlético de Madrid, porque en los dos clubes el fútbol se vive con la misma pasión”, comentó.
Su adaptación ha sido rápida y ya ha debutado con los felinos, participando 81 minutos en la victoria por 1-0 ante Juárez.
Un nuevo reto al otro lado del Atlántico
A sus 29 años, Correa afronta esta etapa en la Liga MX con ilusión renovada. Este sábado, Tigres visitará al Toluca, líder del Apertura 2025. Y el argentino está preparado para competir a gran nivel pese a la altitud de la ciudad.
“He jugado en Bolivia, Ecuador y otros países en altura. Físicamente me siento bien y ya decidirá el míster qué papel tendré”, señaló.
Para el Atlético, su marcha supone la despedida de un emblema del vestuario. Un futbolista que dejó huella tanto en el césped como en el corazón de la afición.
Para Correa, Tigres representa un nuevo comienzo. Uno necesario. Uno que, según sus propias palabras, le devuelve el deseo de “volver a disfrutar del fútbol”.