Se supone que en la organización de un evento como un Mundial o una Eurocopa, en caso de hacerse entre varios, es porque se generan unos lazos de unión entre ellos. Esto facilitaría el desarrollo del mismo, en beneficio del espectáculo global. No es el caso de España y Marruecos.
Con diferencias socio-político-culturales latentes, la decisión por quien albergará cada partido está siendo un calvario entre ambos países. Ambas naciones quieren llevarse el gato al agua y ser la sede que albergue la final del campeonato mundial de selecciones. Sin embargo, Marruecos lleva la voz cantante.
Marruecos, con la sartén por el mango
Desde el país africano, saben que muy difícilmente la candidatura no hubiera salido adelante sin su presentación conjunta con la hispano-lusa. ¿Por que? El primer motivo es que con su adhesión, la Confedereación Africana de Fútbol (CAF) dejaba de ser un rival para pasar a ser el mayor aliado. Conociendo que la candidatura de 2034 estaba 'reservada' para Arabia Saudí y su lamentable experimento de sportwashing, sin Marruecos peligraba la candidatura de 2030.
A todo esto, hay que unir las relaciones que Gianni Infantino tiene con la CAF, en la cual influyó sobremanera en las últimas elecciones a la presidencia en el año 2023. Sabidas son las presiones ejercidas contra todo aquel que no apoyara al que finalmente salió como Presidente de la CAF: Patrice Motsepe. Como ocurrió, por ejemplo, con el Presidente de la Federación de Costa de Marfil - Jacques Anouma - el cual tuvo que dejar el cargo tras no apoyar a Motsepe.
De hecho, Gianni Infantino realizó varios viajes durante el proceso de elección del Mundial, mientras que con España, mantuvo una distancia prudencial por el escándalo con Luis Rubiales. Por lo que, tener a Marruecos en contra hubiera supuesto un hándicap difícil de contrarrestar.
Y esa es otra: el caso Brodie, el caso 'Rubiales', los meses en la RFEF sin presidente y el caso Negreira... Por si fuera poco, la inhabilitación del presidente actual, la suspensión por FIFA del anterior y la polémica con el Gobierno por la presunta intervención en la Federación han terminado por poner en peligro la candidatura que finalmente fue elegida.
La Casa Real de Marruecos va en serio
Con todo este caldo de cultivo que hemos presentado, Marruecos ha visto el filón y va a por todas. Lo primero que quiere llevarse es la fiesta de la presentación del Bid Book, es decir, del proyecto de la candidatura. Ya se presentó dicha candidatura el 29 de julio en las oficinas de la FIFA, sin embargo la celebración se la quiere llevar Marruecos cuando estaba acordado que fuera en España
Este Bid Book incluye una clasificación en la cual las sedes van por categorías para decidir finalmente en que estadios se juegan cada ronda. Entre los 20 estadios, solo tres pueden albergar el partido inaugural o la final el Camp Nou, el Santiago Bernabéu o el Gran Estadio Hassan II de Casablanca. El Metropolitano quedaría para cuartos de final o, quizás, para las semifinales.
Ninguno repetirá apertura o final y sabiendo que Portugal solo ha pedido una semifinal, la disputa hispano-marroquí coge más fuerza que nunca. El país africano, cuenta con el apoyo de su Casa Real, la cual está decidida en conseguir la final del torneo.
Para ello, han decidido construir un estadio monstruoso en el que cabrán 115.000 espectadores bajo una supercie de 100 hectáreas. Quieren desbancar al Santiago Bernabéu como principal rival para la final e invertirán 500 millones de euros en dicha infraestructura.
Ni el IBC se salva
Cada aspecto que tenga un país que el de enfrente no tenga, será celebrado casi como una victoria. No se cede ni con el centro internacional de prensa (IBC), el cual está entre establecerse en Casa de Campo (Madrid) o en la Foire Internationale de Casablanca.
Los primeros defienden que la superficie es tan grande como cinco veces la de Central Park. Por otra parte, los segundos indican que al situarse en el centro de la ciudad tendrá unas facilidades técnicas sin igual.
¿Y quién decidirá donde se hace cada cosa?
Si es un torneo internacional organizado por la FIFA, tampoco hay que ser un lince para saber que será la FIFA. Y es en este punto donde volvemos a lo explicado anteriormente. Las federaciones africanas, y en concreto la marroquí, guardan una muy buena relación con Gianni Infantino.
No sería nada raro ver cómo el Presidente de la FIFA, cede ante las pretensiones de la Casa Real y Federación marroquíes. Pero tampoco se puede descartar la buena relación que tiene la FIFA con el Real Madrid. Un hecho palpable con la defensa del club blanco del nuevo Mundialito de Clubes que se jugará este año.
Total, que el show está servido. Dos países que quieren llevarse cuantas más cosas posibles lucharán con sus bazas para ser la nación principal del Mundial de 2030. Mientras, en la teoría se recoge que este mundial servirá para "tender puentes entre culturas, ofrecer un entorno acogedor a aficionados".
Curiosos puentes tienden desde los despachos.