Vinicius Jr solo quiere jugar al fútbol y no le dejan, o eso mismo dijo él en aquella famosa rueda de prensa. Iba a cambiar, lo aseguraba a la prensa, a su gente y a sus compañeros de trabajo, pero del dicho al hecho hay un trecho. Fue en marzo de este mismo año y, 6 meses después, la vida sigue igual, para sorpresa de nadie.
Futbolísticamente es top mundial, tiene desborde, velocidad, desequilibrio, tiro, gol... Es un delantero completo y posiblemente el futuro Balón de Oro, pero - como dice el refrán - por la boca muere el pez. Durante el partido la afición del Atlético le pitaba en cada balón, como con cualquier otro futbolista contrario importante y él no hacía ningún aspaviento.
Rüdiger, el primero que interviene.
Todo seguía el curso de un derbi tenso, sin episodios violentos o polémicos, más allá de algún 'piscinazo' del brasileño, como el que propició la falta del primer gol blanco. Es en ese preciso momento, el del gol, cuando todo empieza a coger un matiz complicado. Los equipos se marchan a vestuarios tras el episodio de los mecherazos a Courtois y 15 minutos después vuelven los 22 protagonistas al verde.
Ya en la acción previa a la suspensión, hay unas imágenes que demuestran como Vinicius quiere ir al fondo de los ultras rojiblancos sin saber exactamente a qué. Es Antonio Rüdiger el que le para y le dice que se vaya al medio del campo que allí no hace nada. Insistiéndole una y otra vez, sabedor de que es mejor apartarle de estas situaciones.
Y la olla explotó
Una vez vuelven los jugadores al terreno de juego, Vinicius perdió la cabeza por completo. Se dedicó a provocar a la afición en cada disputa y a tirarse en cada balón dividido contra jugadores del Atlético de Madrid. Enfrentamientos con Rodrigo De Paul y Jose María Giménez, que le pedían explicaciones con esas actitudes infantiles.
Tanto es así que tras otro 'piscinazo' al borde del área, Koke le recrimina al extremo brasileño tantos intentos de engañar al árbitro. El jugador madridista se levanta como un resorte para encararse con el capitán rojiblanco y decir: "Yo dos Champions, tú nada". La reacción de Koke fue aplaudir irónicamente, mientras sus compañeros - como Jude Bellingham - le decían que se calmara ante tal numerito.
Muchos madridistas están desesperados con esta persona, pocos le compran el discurso victimista hasta en su propio equipo. Este tipo de actitudes crea más problemas al entorno de los que el chaval se piensa y no hay nadie que lo pare, y no será por intentos. Este es la última provocación del brasilero, justo después de reírse a carcajadas en la cara del cuarto árbitro cuando dio el descuento del partido anterior contra el Deportivo Alavés.