La herida sigue abierta y ahora, con más razón que nunca, el Atlético de Madrid y su afición estallan de indignación. Un segundo informe pericial ha confirmado las sospechas que rondaban desde aquella polémica noche en el Santiago Bernabéu. La anulación del penalti de JuliánAÁlvarez pudo estar sustentada en una manipulación de las imágenes utilizadas por la UEFA. Un escándalo de dimensiones continentales que ha hecho arder el Metropolitano y avivado el debate sobre la transparencia en el uso del VAR.
Un informe demoledor: sin rastro del doble toque de Julián Álvarez
El informe, encargado por el colectivo rojiblanco Señales de Humo a la prestigiosa firma Duque & Wittmaak, ha sido categórico. El análisis forense del vídeo difundido por la UEFA revela anomalías técnicas incompatibles con un archivo original del VAR. Este fue utilizado para justificar la decisión del árbitro Szymon Marciniak de anular el penalti de Julián en la tanda de los octavos de final de la Champions

El documento destaca que el vídeo: Carece de metadatos originales, lo que impide verificar su procedencia directa del sistema VAR. No incluye firma criptográfica ni hash, elementos básicos de autenticidad en este tipo de grabaciones. Y presenta parámetros técnicos discordantes con los estándares del sistema VAR oficial.
En resumen: el archivo podría haber sido editado. Y eso, en el contexto de una competición como la Liga de Campeones, suena directamente a manipulación.
No hubo doble toque: el penalti de Julián Alvarez debió subir al marcador
Pero lo más contundente llega en la segunda parte del informe. Según el análisis fotograma a fotograma, el vídeo no muestra ningún contacto con el pie de apoyo del jugador argentino antes de golpear el balón. Es decir, no existió el supuesto doble toque que provocó la anulación del gol.

“No se observa una reacción en el balón que indique contacto con el pie izquierdo previo al golpeo con el derecho. No ha quedado acreditado un contacto con ambos pies del protagonista de la acción, ni simultáneo, ni alterno”, señala el informe.
Lo que parecía una decisión dudosa del colegiado, avalada por el VAR en 60 segundos, ahora se perfila como un error garrafal o peor aún, una decisión dirigida desde los despachos. La rapidez en la revisión, en comparación con otras jugadas mucho más claras que requieren varios minutos, también ha sido puesta en entredicho.