El Atlético de Madrid cerró la temporada con una goleada contundente ante el Girona (0-4) en Montilivi, en un partido donde Alexander Sorloth fue el gran protagonista. El delantero noruego salió desde el banquillo en el minuto 60 y en apenas media hora firmó un hat-trick memorable que dejó a todos boquiabiertos.
Las palabras de Witsel
Uno de los primeros en rendirse ante su actuación fue Axel Witsel, que disputó su último partido con la camiseta rojiblanca. “Es una máquina. No necesita dos o tres oportunidades para marcar. Le cae una y la manda dentro”, declaró el belga al término del encuentro, visiblemente impresionado por la eficacia del atacante.
El veterano mediocentro, que volvía a ser titular tras varias semanas fuera del once, reconoció que el choque en Girona fue especial para él por varios motivos. “Me sentí bien, llevaba mucho sin jugar y no era fácil. Pero sobre todo, estoy feliz de poder aportar en mi último partido de Liga con el Atlético de Madrid”, comentó con emoción.
La importancia de Sorloth en el equipo
Sorloth, que ha ido ganando peso en el equipo a lo largo del curso, culminó una temporada notable con una actuación de delantero total. Su primer gol llegó a los pocos minutos de ingresar al campo, aprovechando un pase entre líneas. El segundo fue una muestra de su capacidad de definición dentro del área. Y el tercero, un ejemplo de compañerismo: Julián tenía todo para rematar, pero decidió asistir a Sorloth para que completara su triplete.
“Esa última jugada también habla del equipo que somos. Julián pudo chutar, pero pensó en Alex. Es parte de nuestra forma de entender el fútbol”, explicó Witsel, resaltando el buen ambiente que reina en el vestuario. Una química que, según él, será fundamental para encarar el reto del próximo Mundial de Clubes.
El centrocampista belga también valoró el esfuerzo colectivo y el contexto del partido. “Hacía calor, el campo estaba seco, y jugamos al mediodía. Fue un buen test para lo que se viene en Estados Unidos”, señaló. A sus 35 años, Witsel se despide del Atlético con elegancia y gratitud, pero no sin antes elogiar al hombre del momento.