El desayuno es la comida más importante del día, o al menos eso nos han dicho siempre. Sin embargo, no todos los desayunos son igual de saludables, ya que hay que pueden ser muy perjudiciales para nuestra salud si los tomamos con frecuencia.
Se trata de los desayunos típicos que se sirven en muchos bares de España, y que se caracterizan por ser muy calóricos, grasos y azucarados. Estos desayunos pueden aumentar el riesgo de obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer, entre otras patologías.
Los churros
Los churros son muy ricos en grasas saturadas y trans, que se forman al freír la masa en aceite a altas temperaturas. Estas grasas elevan el colesterol malo y reducen el bueno, lo que favorece la formación de placas de ateroma en las arterias y aumenta el riesgo de infarto o ictus.
También contienen harinas refinadas, que tienen un alto índice glucémico y provocan picos de azúcar en sangre, generando resistencia a la insulina y predisponiendo a la diabetes tipo 2.
La bollería
La bollería, como todos sabemos, tiene un sabor dulce y una textura esponjosa que resulta muy apetecible por las mañanas, pero también tiene muchos efectos negativos para nuestra salud. Contiene una gran cantidad de azúcar, que puede provocar caries, obesidad y diabetes, y grasas saturadas que aumentan el colesterol.
Las migas
Las migas son otro desayuno tradicional que se suele consumir en algunas zonas de España, sobre todo en invierno. Al igual que los churros, las migas contienen harinas refinadas y grasas saturadas que pueden afectar al colesterol y a la glucosa. Si se les añade embutidos, puede elevar la tensión arterial y el riesgo de cáncer colorrectal.
El embutido
El embutido es otro alimento muy típico de la gastronomía española, y también se suele consumir en el desayuno. Puede aportar proteínas de calidad, hierro y calcio, pero también tiene varios inconvenientes para nuestra salud.
El embutido contiene mucha sal, que puede aumentar la presión arterial y el riesgo de hipertensión. También contiene grasas saturadas y colesterol, que pueden afectar al corazón y a las arterias. Además, al ser una carne procesada, puede aumentar el riesgo de cáncer colorrectal si se consume en exceso.