La muerte de un familiar es un momento muy duro. Perder a un ser querido supone un enorme dolor emocional, y puede costar un tiempo asimilar que esa persona se ha ido. Despedirse de un padre, una madre, un abuelo o cualquier otro miembro resulta complicado.
Cuando una persona muere, normalmente suele dejar una herencia para sus descendientes. Los hijos son prioritarios, y los demás integrantes pueden recibir su parte proporcional. No obstante, este trámite puede derivar en problemas importantes, como en discusiones y peleas en las familias por la cantidad recibida.
Muchas personas han acabado enfadadas de por vida por no llegar a un acuerdo o por diferencias en la entrega de dinero. Pero también hay ciudadanos que deciden rechazar la herencia, y es algo cada vez más habitual. Según los datos del Consejo Nacional del Notariado, más de 55.000 personas renunciaron en 2023 a su derecho de heredar el año anterior.
¿Cómo se rechaza una herencia?
Para renunciar a una herencia en España, los herederos deben seguir un proceso que debe hacerse ante notario. Deben presentarse documentos como el testamento, el certificado de defunción y la declaración de herederos. Además, se ofrece el "derecho a deliberar", que permite a los herederos comprobar el estado de la herencia para aceptarla o rechazarla.
La principal causa que obliga a los descendientes del fallecido a rechazar la herencia son las deudas. Los bienes y patrimonios pueden estar en negativo, y es lícito no querer meterse en líos y perder dinero.
Otro motivo son los impuestos que hay que pagar al recibir la herencia. Muchos ciudadanos no disponen del dinero para afrontar tal gasto, y prefieren no recibir nada. Luego hay otros cosas donde los herederos legítimos prefieren que otros familiares acepten los bienes y/o patrimonio.
Los notarios señalan que esta práctica es cada vez más común en España. En 2023, las renuncias aumentaron un 1,1%, lo que supone declinar una de cada seis herencias. Las deudas pueden ser muy elevadas en ciertos casos, y el 'regalo' que aparentan las herencias a veces esconden dardos envenenados.
Esta tendencia pone de manifiesto que las herencias no son tan bonitas como parecen. Lo que en principio se intuye como un gran apoyo a nivel económico puede resultar todo lo contrario.