El tráfico en el estado de Washington lleva años enfrentando un problema que preocupa tanto a las autoridades como a la ciudadanía. La velocidad excesiva está detrás de un gran número de accidentes con consecuencias fatales. La sensación compartida es que cualquier familia puede verse afectada en cualquier momento.
Con esa presión social, el gobernador Bob Ferguson ha dado un paso decisivo. Tras un proceso de firmas ciudadanas, ha puesto en marcha la Ley BEAM. Se trata de una medida que busca restaurar la seguridad en las carreteras y poner fin a la reincidencia de quienes convierten el volante en un riesgo constante.

Ley BEAM
La Ley BEAM parte de una idea clara: quienes han acumulado antecedentes por conducción imprudente no podrán volver a cometer los mismos errores. La norma establece que los vehículos de esos conductores deberán llevar un dispositivo con GPS y asistencia inteligente de velocidad.
El funcionamiento es sencillo y contundente: el sistema reconoce la vía por la que circula el coche y establece el límite de velocidad permitido. Aunque el conductor pise el acelerador con fuerza, el motor no podrá superar esa cifra. No existe margen para sobrepasar la velocidad marcada por la carretera.

Este control automático ha recibido un respaldo social muy amplio, para la población, supone una medida justa y necesaria que puede evitar tragedias. Mari Leavitt, principal inversora en los dispositivos, subrayó la importancia de la implicación ciudadana: “Son los familiares quienes nos han traído hasta aquí. Son ellos quienes estuvieron dispuestos a compartir su historia una y otra vez”.
¿Cómo funciona y por qué era urgente?
El sistema de GPS se combina con la asistencia inteligente de velocidad. Esta dupla tecnológica bloquea cualquier intento de superar los límites. Como ejemplo, Leavitt explicó que si en una zona residencial la velocidad máxima es de 25 mph, el coche no pasará de ahí aunque se presione el pedal a fondo.
Intentar manipular el dispositivo no será una opción viable. Las sanciones en ese caso serán más duras, ya que la ley contempla medidas severas contra cualquier intento de eludir el control. De este modo, se busca reforzar la seguridad vial y frenar las cifras de accidentes provocados por imprudencias.
El detonante de esta ley fue un caso que estremeció a todo el país. En 2024, en el condado de King, Chase Jones causó la muerte de cuatro menores al conducir de forma temeraria. Boyd Buster Brown, Eloise Wilcoxson, Andrea Smith Hudson y Matilda Wilcoxson perdieron la vida por culpa de la velocidad.
A pesar de que el responsable fue condenado a 17 años de prisión, las familias de las víctimas siguieron reclamando cambios estructurales. Según expresaron, si esta tecnología hubiese existido, se habrían salvado cuatro vidas. Ese clamor social acabó convirtiéndose en el motor de la Ley BEAM, que entrará en vigor en enero de 2029.