La escultura, un arte vinculado a las acciones deportivas de los héroes de las Olimpiadas en la Antigua Grecia. Ganar significaba conseguir el honor de ser el modelo de una pieza escultórica que permanecería en el tiempo. Esta tradición también se ha visto reflejada en el fútbol.
Un buen ejemplo es Gabriel Omar Batistuta en una ciudad con un peso cultural importante como Florencia. Ídolo de la Fiorentina, la ‘Curva Fiesole’ y el ‘Colettivo Autonomo Viola’ le regaló su estatua como agradecimiento a sus goles y sus conquistas. El delantero argentino ganó la Coppa Italia y la Supercoppa italiana en 1996 y fue máximo goleador (con 26 goles) en la temporada 1994-1995, en cuyo transcurso llegó a marcar durante 11 partidos consecutivos.
La figura fue inaugurada el 5 de noviembre de 1995 en el Stadio Artemio Franchi, templo de la pasión viola, en los prolegómenos de un Fiorentina-Lazio. Era el partido número 100 de Batistuta con la camiseta de la Fiorentina y su curva se lo reconoció como merecía.
Se trata de una escultura realizada en cartapesta, trozos de papel de periódico unidos con pegamento y agua, diseñada por unos artesanos ligados al ‘Carnaval de Viareggio‘ (ciudad de la Toscana famosa por su carnaval alternativo). Todo adornado con el color de la victoria, el dorado. En ella, bajo el lema: "Guerriero mai domo, duro nella lotta, leale nell’animo" (Guerrero nunca domado, duro en la lucha, leal en el alma), se representa a Gabriel Omar Batistuta tras un gol, con su famosa celebración en el banderín de córner, con el rostro exultante.
La figura fue un regalo del ‘Colettivo Autonomo Viola’, grupo ultra de la ‘Curva Fiesole’ de la Fiorentina, que gracias a una recogida de donativos logró recaudar el dinero suficiente para realizar la obra. Batistuta respondió con un doblete ese día y con lágrimas en los ojos.
Otra de sus grandes celebraciones fue la famosa "metralleta" de Batigol. Quizás Batistuta sea el último gran número nueve que ha tenido la Fiorentina en su historia.
Sin embargo, esa escultura ya no existe, alguien decapitó a ‘Batigol’ tras su pase a la Roma y la escultura fue abandonada bajo la ‘Fiesole‘. El ídolo había traicionado a sus seguidores. Al año siguiente como ‘giallorosso’ dejó una foto para el recuerdo, la celebración del primer gol del partido Roma-Parma que significó la conquista del Scudetto, tercero en la historia del club. Antes anotaron Totti y Montella para acabar ganando 3-1. Una foto muy celebrada que demuestra como el argentino también acabó siendo leyenda en el club de la capital aunque sin estatua para inmortalizar una victoria histórica.