Para desmontar el discurso de Miguel Ángel Gil Marín, Consejero Delegado ilegítimo del Club Atlético de Madrid SAD, basta con razonar que, si todo fuera tan de color de rosa, no necesitaría escribir nada a los abonados del Club. Si todo fueran glosas a la brillante gestión del Club por parte de unos y otros, sería momento para el agradecimiento, no para hacer un ejercicio de autoproclamación, baño y masaje. Con este razonamiento el discurso se desmonta por sí solo.
No obstante, precisamente por no estar atravesando un momento tan maravilloso como describe el mejor gestor del mundo, debemos entrar a refutar los argumentos gilistas, por muy ardua que sea la tarea porque el tipo se repite mucho y lo que ha mandado es un ladrillo en toda regla, en eso estaremos todos de acuerdo. Nos pararemos, por tanto, en lo esencial.
Lo de gran momento para el Atleti y mejores años de nuestra centenaria historia, lo vamos a pasar de refilón, no sin recordar las míticas “delanteras de seda y cristal”, que nos proporcionaron nuestras dos únicas ligas seguidas 49-50 y 50-51, ya como Atlético de Madrid -sin despreciar el hito del bicampeonato de la 39-40 y 40-41 como Atlético Aviación-, o que en la década de los 70, a la cual hace alusión el interfecto, se ganaron más ligas (3) y las mismas Copas (2) que en 25 años de SAD.
Esto es, una década supera a dos y media de gilismo sin club. Por no hablar de que, con el formato de competiciones europeas actual, en dicha época hubiéramos jugado 8 Champions y 2 Ligas Europa. Y posiblemente algo hubiera caído, más allá del subcampeonato de Europa y la Intercontinental. Esto no quita para convenir que, el Atleti del Cholo, aparte de glorioso, es el más meritorio y competitivo de la historia.
Sobre el momento deportivo de las diversas secciones del Club, nada que objetar al panorama brillante y prometedor -con Oblak y Griezmann en el alero-, salvo que el CEO manipula la realidad en lo que respecta al equipo B. Primero, porque las constantes convocatorias del Cholo se deben a la ínfima plantilla -agravada con las lesiones- que la gestión vendedora de Gil Marín ha dejado y, segundo, porque no hay ningún jugador que despunte, que realmente dé sensación de ser un futuro componente del primer equipo. De hecho, no se aporta ningún jugador a la Sub 21 y el panorama es un tanto desalentador, esperando a Mollejo y algún otro de las inferiores. Por no hablar del fiasco de Caio y Schiapacasse.
Ya hemos escrito mucho sobre el nuevo estadio y la pretendida revalorización del patrimonio del club. No redundaremos en la falta de necesidad del traslado, en que el Calderón podría haberse remodelado convirtiéndolo en un campo de ensueño con la mitad de inversión y en que no se consultó a la afición.
Crecer está muy bien, pero cuando los proyectos los mueven las manos de gestores familiarizados con el lado oscuro, con precedentes delictivos, con fraudes de ley y fiscales, con operaciones inmobiliarias turbias e ilícitas, lo más probable es que nada salga como debería.
Gil Marín pasa por alto los 72 millones llevados a pérdidas en las cuentas de la Operación Alcorcón, de la misma forma que elude hablar de la indemnización de 25,5 millones pagada a FCC por la resolución del contrato de ejecución del nuevo estadio. Tampoco dice nada de la pérdida de valor de la parcela del Calderón sufrida por la anulación por la justicia de la Operación Mahou-Calderón, que el propio Cerezo cifró en 120 millones.
Con estas cifras, nos vamos a 217 millones de euros que, de una forma u otra, se han perdido o dejado de ganar y que el Consejero Delegado silencia porque son la consecuencia de su nefasta gestión, especulativa e ilegal, como lo demuestra que la aplicación de la ley por los tribunales haya dado al traste con todos sus proyectos.
También oculta que el nuevo planeamiento que afecta al Wanda Metropolitano está judicializado y que, probablemente este año, se conocerá la sentencia de tal litigio, en espera de que se tramite, así mismo, el proceso abierto por la concesión de licencias del Estadio. Todo ello, de estimarse las demandas, podría suponer el cierre de la innecesaria obra faraónica del derrochador Gil Marín.
No entraremos en la chusca alusión a la historia, a los símbolos o a las leyendas. Excusatio non petita accusatio manifesta. Esos cuentos no interesan porque nadie se los cree y resultan patéticas las explicaciones. Que cada uno saque sus conclusiones al redondeo del escudo, las raíces del madroño esculpido, la bandera con el logo como punto de encuentro y a todos esos lugares comunes donde lo chabacano y el mal gusto pretenden sustituir al sentimiento y a los símbolos tradicionales. Yo, paso, con su permiso.
Lo que sí merece la pena es volver a echar un vistazo a los números de las ventas de material deportivo, que según el CEO han crecido un 29% respecto a la temporada pasada. Vamos por partes.
En primer lugar, las ventas de material deportivo crecieron un 37% en el ejercicio 2016-17, por lo cual, a pesar de ser un adefesio la camiseta de la temporada pasada, hubo un incremento por tal concepto superior al de esta temporada: El Escudo tiraba demasiado y aún tiene mucho que decir.
En segundo lugar, durante este ejercicio se ha seguido vendiendo material con el Escudo antiguo durante un tiempo, además de sacar la colección vintage, ausente de logo. Además, con el tour del Wanda Metropolitano, al que acuden miles de personas, las cuales en la vida asistirán a un partido del Atleti, porque son turistas y no aficionados de base, se ha aprovechado para endiñarles la camiseta recuerdo de rigor.
Y, para concluir, por primera vez este ejercicio y en plena temporada, se ha comercializado el material deportivo con importantes descuentos en todos los canales de distribución.
Todo ello indica que los números ofrecidos por Gil Marín sean, cuanto menos, discutibles, por ser benévolos. Y que el esfuerzo por dar a entender que el logo tiene una gran acogida entre la hinchada, es en vano. Como la misiva en sí misma, que se la podía haber ahorrado.
Porque si bien es cierto que el Atleti es una referencia deportiva, gracias exclusivamente a la gestión del Cholo, que hace juegos malabares con una plantilla cada vez más envejecida y menos numerosa, cuantitativa y cualitativamente, en la gestión institucional no eres ningún ejemplo de eficiencia y eficacia y crecimiento sostenido. Ni tu socio Cerezo, tampoco. Sois ejemplo de lo chusco, de lo hortera, de lo ilícito, de lo sancionable -sí, de la sanción del TAS tampoco dices nada-, de lo corrompido, de lo imputable, de lo dictatorial, de lo más opuesto al sentimiento y los valores.
En el próximo aniversario del Club, sería mejor ahorrarse el publirreportaje. El Gilismo ya lleva 26 años de 115 haciendo y deshaciendo a su antojo, por ser condescendientes. No nos joda también el cumpleaños.