Primer plano de una pelota de fútbol

La vergüenza del Testaccio, el campo histórico de la Roma de la Gloria al abandono

El origen del estadio giallorossi queda casi en el olvido

Roma, barrio de Testaccio. Aquí, entre el Monte dei Cocci y la Pirámide Cestia, se erguía el legendario Campo Testaccio: el símbolo del mito romanista, el estadio en que entre el 1929 y el 1940 el equipo giallorosso concedió solo  26 derrotas sobre 161 partidos. Aquel equipo, la Roma del 5-0 contra la Juventus que devino una película, se ha quedado cristalizada en el tiempo como emblema del espíritu que cada aficionado pide a sus jugadores en la cancha. Aquella “Roma testaccina” que demasiadas veces los romanistas han sido obligados a evocar en el recorrido de su propia historia. Campo Testaccio ha sido el escenario de la épica giallorossa, de aquella prehistoria con la cual todos los romanistas, tarde o temprano, se deben confrontar.

De aquel templo del fútbol hoy queda solo un grande y horrible foso, un vacío que cubre casi completamente el terreno donde surgía el estadio. Sumergido por malas hierbas y escombros, ese rectángulo de ciudad, un día pisado por las primeras leyendas romanistas, espera en silencio que llegue el momento de su rescate.

El estadio fue inaugurado el 3 de noviembre de 1929. Construido sobre el modelo de los estadios ingleses, hospedaba hasta 20.000 personas en las cuatro gradas de madera pintadas de amarillo y rojo, que los aficionados hacían retumbar con los pies en los momentos de mayor énfasis. Es sabido que quien no encontraba sitio en las atascadísimas gradas, o quien no podía pagar la entrada, se encaramaba sobre el Monte dei Cocci o las Murallas Aurelianas: Eran los llamados portoghesi , que animaban desde arriba viendo solo media cancha y una portería.

Los futbolistas que pisaron aquella tierra hacen parte del mito romanista: Fulvio Bernardini, Attilio Ferraris IV, Guido Masetti, Rodolfo Volk, Amedeo Amadei. Sus nombres retumban cada domingo en la Curva Sud del Estadio Olímpico, en la canción de Campo Testaccio, el himno que narra las gestas de aquel equipo.

El ambiente de los partidos jugados allí ha sido recordado por mucha gente como una  fiesta popular, a la cual participaban todas las clases del pueblo: una explosión de pasión que acoquinaba cualquier adversario.

Desgraciadamente, la fiesta duró poco más que diez años, hasta el 1940. Las gradas llevaban años oscilando y dando señales de inseguridad, y por cada intervención de restauración disminuían las plazas disponibles. El estadio ya era no era apto para contener los números y la exuberancia de la afición romanista, que de allí a dos años habría ganado el primer scudetto de su historia. La Roma dejó así el barrio obrero de Testaccio, para no volver nunca más.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el terreno del estadio, ya demolido, se convirtió una huerta urbana y los vestuarios fueron a menudo utilizados como búnker por los bombardeos. Acabada la guerra, el terreno pasó decenas de años de incuria y abandono hasta cuando en el 2000, a la presencia del alcalde Rutelli y del Presidente de AS Roma Franco Sensi (hijo del proyectista del estadio), fue inaugurado a cargo del Ayuntamiento un campo para el AS Testaccio y algunos sectores juveniles de la Roma.

Pero el periodo de uso del terreno según su vocación histórica se interrumpió bruscamente en 2007, cuando la empresa “Consorzio Romano Parcheggi” presentó al Ayuntamiento el proyecto para realizar un parking subterráneo con arriba un campo de fútbol y dos canchas menores.

En 2009, obtenido el derecho de superficie por 90 años, las excavadoras de la sociedad de construcciones demolieron el centro deportivo y empezaron a excavar, pero de repente se pararon: después de una larga espera empezaron los problemas, enfrentados con un recíproco descargo de responsabilidades por la empresa y el Ayuntamiento. Entre las muchas responsabilidades amputadas a la empresa de construcción, la de no haber respetado los dictámenes de la Superintendencia en la gestión del material arqueológico encontrado en las excavaciones.

De contrario, el constructor se ha quejado por el exceso de burocracia y la pérdida de tiempo del Ayuntamiento, que ha tardado mucho en entregar los vistos buenos necesarios para empezar las obras.

En noviembre de 2012, después de tres avisos de amenaza, el Ayuntamiento de Roma ha revocado la concesión  del terreno e intimado al constructor de cubrir el foso excavado. El terreno de Campo Testaccio ha vuelto pues al abandono, a la espera de la sentencia del Tribunal Administrativo, que en junio 2013 ha rechazado el recurso de la empresa dando razón al Ayuntamiento.

Pero, desde la empresa aseguran: “Impugnaremos sin duda la sentencia y volveremos a pedir 9 millones de euros de daños al Ayuntamiento”, obligando pues el Ayuntamiento y toda la ciudadanía interesada a esperar la sentencia del Consiglio di Stato, último grado del derecho administrativo italiano. Una sentencia que todavía se está esperando.

Entre tanto, los aficionados romanistas y los habitantes de Testaccio no se han quedado a la espera. La acción más epatante ha sido sin duda la organizada espontáneamente el 17 de noviembre 2013 por la Curva Sud: por la mañana temprano decenas de personas han limpiado el terreno del histórico estadio desde los escombros, la basura y las malas hierbas. Entre las muchas manos a la obra, también las del grande Giorgio Rossi: el histórico masajista de la Roma, ya jubilado después de 55 años al servicio del equipo, a espalar entre los hinchas, con sus 83 años de romanismo a las espaldas. Esta es sin duda la imagen más bella de aquella jornada, recordada también por una pancarta aparecida en la Curva Sud: “Reapropiémonos de lo que es nuestro. Campo Testaccio tienes mucha gloria”.

La demostración de el Sud demostró un gran entusiasmo, hasta el punto de que muchas personalidades mostraron interés los días sucesivos: el Asesor para el Deporte Pancalli, pero sobre todo el Director General de la AS Roma Baldissoni, según el cual, el Campo Testaccio deberá ser "el coronamiento del proyecto para llevar la Roma a la ciudad a través de su  sector juvenil". Y también a los pocos días algunos concejales municipales afirmaron que el objetivo es incluir en el centro deportivo un museo de la AS Roma.

Walter Campanile, presidente de MyROMA, el supporters trust de AS Roma, comenta así la situación de Campo Testaccio:

“Por años el club no ha sabido valorizar su propia historia y el pueblo romanista no ha tenido la fuerza y la voluntad de defenderla. Campo Testaccio es el resultado de todo esto. Hemos abandonado un lugar sacro y dejado que deviniera objeto de interés, mientras hubiéramos tenido que crecer las nuevas generaciones de romanistas con el espíritu que se vivía en aquellas gradas. Hoy todos dan la culpa a otros y todos esperan que los otros resuelvan los problemas. Desgraciadamente, no creo que este lugar pueda interesar a AS Roma, vistas las lógicas de business emprendidas por el club, pero espero que pueda ser revitalizado y tal vez, por lo menos en este caso, consultando los aficionados para dar un sentido a toda esta vicisitud. Nuestros abuelos y nuestros padres no han entendido la importancia de defender y cuidar Campo Testaccio y ahora está ocurriendo la misma cosa con la introducción de un escudo que no nos pertenece. Valorizar el pasado y transmitir de padre en hijo lo que la Roma es y ha sido es un deber. Solo con estos presupuestos se puede pensar de crecer una nueva generación de aficionados fieles, que prescindan de los resultados y de los futbolistas. MyROMA y todos los socios que represento se auguran que Campo Testaccio pueda ver otra ver la luz en el mino tiempo posible y ofrecemos el trabajo de nuestro supporters trust para acelerar este proceso.”

En cambio, el 3 de noviembre 2014 han sido los  ciudadanos de Testaccio del círculo del partido Sinistra Ecologia e Libertà a tomar palabra, en el 85° aniversario del primer partido jugado en Campo Testaccio. “Campo Testaccio bien común”, “161 partidos: 103 victorias, 32 empates, 26 derrotas. La historia no se olvida”, “¡Queremos la escuela de fútbol para los niños del barrio!” son algunos de los eslóganes que han aparecido en la jornada. A propósito hemos entrevistado Graziella Manca, conejal de barrio de SeL, que ha participado a la organización de la iniciativa:

“Difícilmente el Consiglio di Stato volcará la sentencia del Tribunal Administrativo, pero no sabemos cuánto tiempo empleará. De todas formas, incluso si se confirmará la sentencia, el partido será todo por jugar: por esto el consejo de barrio ha pedido una mesa al Ayuntamiento, para desbloquear la situación, tal vez llegando a un acuerdo entre público y privado para restituir dignidad al campo. Campo Testaccio no solo tiene un enorme valor histórico para la afición romanista: es también el único campo de fútbol de propiedad pública en el primer distrito, y su gestión, además, corresponde al distrito mismo. Además, el abandono de la zona crea problemas de degrado y salud a los vecinos, sobre todo a la guardería infantil, a la escuela y a la biblioteca de al lado: muchas veces hemos tenido que intervenir con desinsectaciones y también se han verificado robos. Yo excluyo el proyecto del parking porque no sirve, como se está acabando otro aquí al lado. Nosotros proponemos de aprovechar del foso creado por la empresa no para un Museo de la Roma, que se va a hacer en el nuevo estadio, sino para el Museo de la Afición Romanista. Y además hay que restituir la cancha a las escuelas de fútbol del barrio, que siguen entrenándose y jugando muy lejos. Queremos la restitución del campo de fútbol 11, 8 y 5 y también la construcción del centro deportivo prometido por el actual alcalde Marino en campaña electoral: todo con mucha urgencia, porque por la realización de la obra estaba previsto un máximo de 18 meses, y son 4 años que estamos esperando.”

Entrampado por una vicisitud que es emblema de la Italia de hoy, entre cuestiones pocos trasparentes, intereses privados, justicia lenta y burocracia asfixiante, el terreno del estadio todavía yace abandonado a sí mismo. Pero Campo Testaccio vive: no solo en el recuerdo de quien lo ha vivido y de quien ha escuchado sus historias, sino también en la voluntad de todos los romanistas, los vecinos de Testaccio, los romanos y los amantes del deporte que saben que aquel terreno tiene una sola vocación, dictada por su historia: la de ser un campo de fútbol.

El papel de AS Roma en todo esto tiene que ser central: en frente a privados que solo miran a su provecho y en frente a la apatía del Ayuntamiento, el club giallorosso es la única entidad dotada de la fuerza necesaria para restituir Campo Testaccio a la ciudad.