Se enfrentaba el Atleti ante el Villarreal en una salida que siempre se torna complicada para los colchoneros. Los del Cholo tuvieron más dominio en la primera mitad, pero se mostraron muy romos en ataque. En la segunda, Simeone dio entrada a Saúl, Raúl García y Torres, ante su rival favorito, al que ha marcado nueve goles en once partidos, no falló El Niño.
Tras una presión y convicción llena de fe arrebató con su empuje el balón a un desatinado Bailly y tras driblar a Asenjo y recortar a dos defensores, anotó con templanza el único gol del partido que le da tres puntos tremendamente valiosos al Atleti para mantenerse en la tercera plaza y seguir aspirando a la clasificación directa para la Champions.
Con un Villarreal plagado de bajas de algunos de sus futbolistas más importantes, el partido pintaba bien para el Atlético. Sin embargo, el 'Submarino Amarillo' siempre es un rival duro de torpedear en su estadio y al Atleti no se le suele dar bien El Madrigal. Los locales salieron con la intención de jugar a la contra, muy replegados y dejándole el peso de la posesión al Atlético, que no suele encontrarse cómodo cuando tiene que llevar la iniciativa en el juego. Evitando las llegadas de los rojiblancos tapando todos los huecos existentes, el Villarreal no permitía al Atleti acercarse nada más que concediendo disparos tan lejanos como estériles por parte de los colchoneros.
Además, la presión en el centro del campo y el buen desempeño de Campbell en la delantera permitían a los locales salir rápido tras robar el balón y generar ocasiones de peligro sobre la portería de Oblak. Todo lo contrario que el Atleti, que no lograba construir jugadas de ataque y se veía muy alejado de generar peligro. Sin embargo, los minutos pasaron y primero Arda prolongando un centro de Koke con la cabeza que a punto estuvo de sorprender a Asenjo y después el propio Koke con un disparo a la base del poste, fueron las ocasiones más claras de los rojiblancos en la primera mitad. Aunque la más clara del primer acto la tuvo Víctor Ruiz, que remató a bocajarro de cabeza y Oblak, en un alarde de reflejos, sacó una mano milagrosa sobre la línea para evitar el gol. Muy atento y providencial el esloveno que cada día gana más adeptos entre los aficionados.
En la segunda parte, Simeone entendió que al equipo le faltaba más movilidad en la delantera y más velocidad de circulación de balón en los últimos metros para generar espacios. Tras unos primeros minutos con la misma tónica que en el primer acto, el Cholo decidió dar entrada a Saúl y a Fernando Torres en sustitución de un apático Mandzukic que no estuvo cerca del gol y un Arda que se ve que no está en su mejor momento de forma. El turco no tiene la chispa que le convierte en un jugador de clase mundial y su magia se desvanece cuando el físico no le acompaña, al margen de los detalles que siempre suele dejar en los partidos, pasa por ser providencial a ser uno más en el centro del campo y con menor capacidad para robar.
A pesar de los cambios, el Villarreal parecía más entonado y con mayor empuje consiguió acercarse a la portería de Oblak. Moi Gómez pudo adelantar a los locales, pero Godín estuvo atento en el cruce para rechazar el disparo y prácticamente en la jugada siguiente, Bailly recibió un pase atrás de un compañero siendo último jugador de su equipo.
Torres observó que el central tenía dudas y dificultad para controlar el balón y emprendió una presión en carrera sobre el defensa para finalmente robarle la cartera y dirigirse a toda velocidad sobre la portería de Asenjo, a quien sentó con un dribling para, jugando con los corazones y la incertidumbre de todos los colchoneros, recortar de nuevo a Bailly y a otro defensa al unísono para terminar definiendo con templanza anotando un auténtico golazo para elevar el 0-1 en el marcador. Arda y Simeone definieron a la perfección la tensión por ver como el fuenlabreño parecía no marcar nunca y el entusiasmo tras el gol fundiéndose en un apasionado abrazo.
Después del gol, Asenjo cayó lesionado tras un mal apoyo al caer sobre su rodilla. El portero recordó su maltrecha articulación, en la que ya ha sufrido tres lesiones graves con anterioridad, y se echó las manos a la cabeza gritando de forma desgarradora. Tras ser atendido por los servicios médicos, finalmente el palentino se marchó al vestuario por su propio pie, quizás consolado en parte por el primer diagnóstico visual del médico de su equipo. Esperemos que solo se quede en un susto.
Con los minutos que se perdieron con el cambio de portero, el Atlético se adueñó del partido e incluso Griezmann pudo ampliar la ventaja, pero no logró batir al portero con un disparo muy centrado. Los rojiblancos apenas concedieron una ocasión en contra en el último minuto, pero el disparo de Jaume Costa se marchó fuera, no sin antes despejar Oblak, por si las moscas.
El encuentro por fin terminó tras cuatro minutos de descuento y el Atlético se llevó los tres puntos en un campo siempre complicado. El golazo de Torres fue providencial para seguir en la pelea por conseguir afianzar la tercera plaza, amenazada por un Sevilla que continúa intratable y a la espera del resultado de un Valencia que mañana se enfrentará al Rayo Vallecano en la capital madrileña.