Nahuel Molina se ha convertido en uno de los hombres de Simeone. Como en su día lo fue Filipe Luis, Godín o Gabi. Es su escudero en el carril derecho. Nahuel es inamovible para Diego Simeone. Y su gran rendimiento no ha pasado inadvertido, pues el pasado verano Xavi Hernández lo tuvo en la agenda por si fallaba la opción Joao Cancelo. Finalmente, todo se saldó con final feliz para el Atleti: Nahuel se quedó en el Metropolitano y Cancelo puso rumbo a Montjic.
Un win-win. Y es que Nahuel Molina reconoce que en el Atlético de Madrid está como en casa. En declaraciones desde Argentina, donde está concentrado con su selección, Nahuel ha hablado del momento que atraviesa: "Está siendo un año lindo. Estoy muy contento en el Atlético de Madrid, estoy en un momento que disfruto mucho. Me siento feliz, estoy contento y tengo el deseo de terminar bien el año".
Nahuel, un tipo feliz
Lo tiene que ser. Lo juega todo. Fijo en Liga y en Champions, Nahuel es un puntal para el equipo de Simeone. Siempre atento en la contención y profundo en ataque, el argentino se ha ganado también a la grada del Metropolitano.
Pues junto a De Paul, su escudero en el centro de campo, trenzan jugadas de gran agrado para la grada. Este año, asimismo, Nahuel Molina ya ha visto puerta hasta en dos ocasiones con el Atlético en Liga.
Nahuel está de dulce y el equipo lo nota.
Simeone y Nahuel, nuevo encaje
Nahuel cayó de pie en el Atleti. Lateral en Udinese, Simeone le dio más responsabilidad ofensiva. Lo suyo era la profundidad y el Cholo lo vio. Gracias a ello, terminó en el Mundial y ganándolo.
Asimismo, cabe reseñar también que Nahuel tiene un último reto con el Atleti. En su último año en Udine, en la Serie A, marcó un total de 8 goles. Una cifra brutal para un lateral. ¿Su reto? Empezar a ver puerta más habitualmente con el Atlético de Madrid. Este año ya lleva dos. Veremos cuál es su techo.