Los últimos compases del mercado de fichajes siempre son una fuente de sobresaltos. El Atlético de Madrid vivió unas jornadas intensas, con incorporaciones, salidas frustradas y propuestas inesperadas que pusieron a prueba la planificación deportiva. En ese contexto, Diego Pablo Simeone tuvo que tomar decisiones rápidas para proteger la estabilidad de su plantilla.
La llegada de Nico González sobre la bocina fue solo el inicio de un cierre frenético. El club trabajó también en la salida de Javi Galán, una operación que se derrumbó cuando parecía encaminada. Pero la sorpresa estuvo en la negativa a dejar partir a un jugador que había despertado el interés de un gigante de la Premier League.

El Manchester United tanteó una pieza clave
El último día de mercado trajo consigo un movimiento inesperado desde Inglaterra. El Manchester United, inmerso en su propia búsqueda de refuerzos, tanteó la posibilidad de fichar a Conor Gallagher. El mediocampista inglés sigue teniendo un gran cartel en la Premier, y su nombre apareció en los despachos de Old Trafford como opción de urgencia.
Los ‘Red Devils’, bajo la dirección de Ruben Amorim, buscaban un refuerzo en la medular. Ya habían intentado sin éxito cerrar la incorporación de Carlos Baleba, del Brighton, y al caerse esa vía se lanzaron sobre el jugador colchonero. La consulta llegó directamente a la directiva rojiblanca, que respondió de manera inmediata y contundente.

El Atlético no estaba dispuesto a negociar en un escenario tan complejo. La propuesta inglesa consistía en una cesión, un formato que no convencía en absoluto al club. Simeone y los dirigentes consideraron que la operación carecía de sentido en ese momento.
Gallagher, un jugador con gran valor
La postura del Atlético fue clara desde el inicio del verano. Gallagher solo saldría mediante una transferencia permanente y siempre por encima de los 42 millones de euros pagados al Chelsea. Hubo interés de equipos como Tottenham o Newcastle, pero nunca llegó una oferta que cumpliera esas condiciones.
La propuesta del United, además de tardía, no respondía a las necesidades del club madrileño. Simeone tiene claro que en el mediocampo no puede perder efectivos sin garantías de recambio inmediato. Esa fue la clave para cerrar la puerta en el último instante.
La decisión del técnico argentino y de la directiva envió un mensaje inequívoco: el Atlético no puede permitirse movimientos improvisados. Gallagher, aunque no sea indiscutible en el once, sigue siendo un activo importante para equilibrar la plantilla. El mercado dejó claro que su valor en Inglaterra sigue intacto.