El encuentro arrancó con un Atlético de Madrid dominante, queriendo tener el control de la pelota desde el principio. El cuadro dirigido por Arturo Ruiz, que no podía despistarse, no quería ceder ni un solo espacio a su rival. Solo así, podrían mantener el control y empezar a asediar la portería defendida por Elena de Toro.
Era el momento y eran conscientes de que no lo podían desaprovechar. Poco a poco, se fueron aproximando a la meta contraria, dando pequeños avisos. Se reclamó un posible penalti sobre Ana Vitoria, pero la colegiada no vio nada punible.
Este fue un pequeño paso al frente de las locales, pero querían más.
La primera fase, marcada por el control del Atlético de Madrid
Ajibade, desde el lateral del área, tuvo una de las ocasiones más claras, pero su disparo se fue por esa misma zona. Los acercamientos de las rojiblancos empezaban a ser una constante, lo que inquietaba al Villarreal. El objetivo estaba fijado, y no iban a detenerse hasta conseguir el primer gol.
El inicio del duelo fue bueno, con un Atlético de Madrid muy concentrado, consciente de la tarea que tenía entre manos. Se mostraban de lo más sólidas, y eso impedía que el conjunto amarillo pudiera salir al contragolpe. Buena noticia para su entrenador, que estaba ante un reto mayúsculo: devolverlas a la Champions.
El dominio local era casi total, dejando sin opciones a las visitantes, que no eran capaces de salir de su presión. A pesar de que, en alguna ocasión, encontraban alguna grieta por la que pasar, no encontraron el acierto necesario.
El Atlético de Madrid, obligado a dar un paso al frente
Tras los primeros minutos, el encuentro se estabilizó ligeramente, y eso no era bueno para el Atlético, que quería más. Necesitaba de la velocidad de jugadoras como Eva Navarro o Ajibare, dos de sus puntales en ataque. Debían afinar, ya que sus acercamientos no contaban con la precisión necesaria para hacer daño.
Gaby García, desde fuera del área, quiso poner a prueba a la guardameta del Villarreal, pero el balón se fue desviado. Pasaba el tiempo en la primera parte, y las castellonenses, ordenadas, no cedían. Esto le complicaba las cosas al Atlético, que buscaba crecer sobre el terreno de juego.
Ya en el último tramo de la primera mitad, llevadas en volandas por su afición, aumentaron el ritmo. De nuevo, se fueron acercando con más regularidad hacia la portería contraria, lo que suponía una buena noticia para las colchoneras. Las aproximaciones se acumulaban, provocando alegría en su gente, que esperaba verlas marcar.
Ana Vitoria, rozando el gol, tuvo, sin duda, la ocasión más clara del primer tiempo, pero su remate fue escupido por el palo. Con todo, así discurrieron los primeros 45 minutos en Alcalá de Henares, quedando lo más interesnate para la última segunda mitad del curso.
El gol del Levante congela al Atlético durante algunos minutos en la segunda mitad
Tras el paso por los vestuarios, se produjo un punto clave: el gol del Levante. Esto no les dejó otra que marcar rápido para certificar su acceso a Champions. Poco a poco, esta situación tenía que cambiar, porque su objetivo se estaba alejando.
Pasaba el tiempo, y el Atlético se encontraba muy atascado, estancado. No era capaz de marcar un gol y su afición se empezaba a desesperar. No se veía una solución demasiado clara, y las opciones de alcanzar Europa se iban evaporando poco a poco, para exasperación de las gradas.
No podía ser, no era algo justo, después de todo el esfuerzo realizado en el tramo final.
Ajibade devuelve la ilusión
Encarando el tramo final, llegó el momento más esperado: la diana del conjunto colchonero. Ajibade, en el interior del área, supo aprovecharse de un pequeño barullo y anotar el 1-0 que les volvió a meter de lleno. Gracias a esto, volvían a ser terceras, por lo que el sueño de la Champions revivió, y de qué manera.
Ya en los últimos minutos del duelo, Alcalá era un clamor. Se veían como nuevo equipo de Champions, y llevaban en volandas a las suyas para certificarlo. Los minutos avanzaban lentos, pero inexorables, con todos con ganas de celebrar su gran sueño.
Finalmente, así fue. El Atlético de Madrid se podía considerar, de nuevo, equipo de la máxima competición continental, para la enorme alegría de sus seguidores. Así, se pone fin a una travesía por el desierto que ya ha durado demasiado tiempo.