El cadmio, un metal pesado que se encuentra de forma natural en el entorno, puede representar una amenaza para la salud humana. El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) lo ha clasificado como cancerígeno para los humanos, enfatizando la importancia de reducir su consumo.
Una de las fuentes principales de cadmio en la dieta es el marisco, especialmente las gambas y los langostinos. La buena noticia es que evitar una alta concentración de este metal es relativamente sencillo: basta con quitarles las cabezas y abstenerse de chuparlas.
Alerta con las patatas y el pan
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) identificó los alimentos que más contribuyen al aporte de cadmio en la dieta. En primer lugar, se encuentran las patatas, que representan aproximadamente el 13,2% del consumo diario.
El pan ocupa el siguiente lugar en la lista, siendo el trigo el culpable. Todo debido a que los cereales constituyen el segundo grupo de alimentos con mayor contenido de cadmio, alcanzando el 11,7%.
A pesar de que la concentración es menor en comparación con otros alimentos, su consumo frecuente lo coloca en posiciones destacadas de la lista de riesgo. No obstante, cabe recordar que estos son fundamentales para una dieta equilibrada al proporcionar fibra, vitaminas B y minerales esenciales como el hierro y el zinc.
Los niños deben evitar su consumo
El cacao es otro alimento que contiene cadmio, acumulándose en los granos y variando según la región de cultivo. Aunque este alimento es apreciado por su alto contenido antioxidante, es especialmente importante controlar su consumo en los niños.
La conciencia sobre la presencia de cadmio en los alimentos es esencial para tomar decisiones informadas. Es por eso pro lo que reducir el consumo de los dichos alimentos y adoptar prácticas agrícolas sostenibles son pasos fundamentales a largo plazo.