Ángel Correa es héroe en el Metropolitano. Protagonista absoluto de la victoria ante el Cádiz, Correa se vistió de killer para sellar la remontada. Y no solo eso, ya que reapareció en su peor momento. Recuperándose milagrosamente rápido de la lesión que se produjo en el derbi por una entrada de Bellingham, Correa volvió para vestirse de héroe rojiblanco y mandar un mensaje: "Todavía me duele la rodilla de la lesión del derbi, pero quise forzar para ayudar al equipo".
Correa forzó y venció. Fue el mensaje que dejó el argentino a Jude Bellingham y al madridismo. Tras sufrir una durísima entrada por parte del centrocampista inglés en el derbi de la semana pasada, el Atlético de Madrid informaba que Ángel Correa se había hecho un esguince grado I del ligamento colateral medial de la rodilla.
[tweet]1708742588348420221[/tweet]
Lesión que, así pues, podía dejarle "semanas" fuera de los terrenos de juego. Pero el domingo reapareció y de qué manera. Ángel Correa firmó el primer gol y el último de una remontada para el recuerdo en el Metropolitano. De las molestias, parecía no haber ni rastro.
Correa: mensaje a Jude Bellingham
"Estoy muy feliz de poder ayudar al equipo, era lo que yo quería más allá de la lesión que vengo arrastrando desde el derbi. Todavía me duele la rodilla, pero quise forzar para ayudar al equipo", explicó Correa en los medios oficiales del Atleti tras el partido.
"Gracias a dios salió bien y pude ayudar", sentenció un Correa que, a la postre, encendió al madridismo.
Pues, sin ir más lejos, el exfutbolista del Madrid y colaborador del 'Chiringuito', Javi Balboa, aseguró que no se creía la lesión de Ángel Correa. "Es imposible. Si es un esguince de grado 1 de la rodilla, no puedes jugar. Si realmente era eso, es imposible".
Correa: volver y golear
Pero Correa volvió y triunfó. Y lo hizo el día que el Atlético de Madrid más le necesitaba. Andaba Simeone sin '9' y Correa interpretó el papel a la perfección. Con mucha movilidad, Correa volvió locos a los defensas del Cádiz e hizo lo que tenía que hacer: merodear el área y aprovechar lo que le viniera.
El primer gol, de killer, un cabezazo inmaculado. Y el segundo, también de delantero clásico, esperando un balón atrás en una contra en el área. Correa volvió por la puerta grande.