Nuevo tropiezo del Atlético de Madrid en un choque a domicilio, una vez más ante uno de los equipos de la zona baja. El conjunto colchonero mostró, una vez más, un rendimiento muy por debajo de lo que se podría esperar a estas alturas de temporada. Los rojiblancos se han empeñado en meterse en problemas y seguir echando gasolina a la lucha por clasificarse a la próxima Champions League.
El Cádiz, con muy poco, pudo ponerse por delante gracias a una nueva falta de contundencia en el área rojiblanca. En general, partido bastante plano de un Atlético que necesitaba recuperar sensaciones de cara al choque ante el Inter de Milán. Ninguno de los futbolistas colchoneros terminaron de destacar sobre el verde, viéndose una versión muy mejorable de toda la plantilla.
Sin intensidad, ganas ni fútbol
De poco sirve repetir durante meses que el Atlético de Madrid necesita mejorar sus prestaciones cuando compite lejos del Metropolitano. Los rojiblancos visitaban al Cádiz, uno de los equipos que ocupaban puestos de descenso y que llevaba meses sin ganar en su estadio. Todos esos ingredientes hacían presagiar que el Atlético tenía todas las papeletas para alegrar la tarde a la afición cadista.
Poco o nada de fútbol se pudo vivir en la primera mitad, teniendo en cuenta el rendimiento de ambos equipos. El Cádiz, siendo consciente de sus defectos, cedió la posesión a los colchoneros, buscando robar y salir rápido al contragolpe. En uno de esos robos, el equipo andaluz movió el balón rápido, sirviendo Rubén Sobrino un centro perfecto para que Juanmi abriese el marcador.
El delantero del Cádiz se coló sin ninguna oposición entre la defensa rojiblanca, rematando a placer un centro en el área pequeña. Desde entonces, el Atlético buscaba crecer con el balón, aunque nunca inquietó la portería de Ledesma. Memphis Depay y Álvaro Morata no conectaron igual que ante el Real Betis, mostrándose ambos muy perdidos a la hora de acompañar los ataques.
Antes del descanso, con un Atlético de Madrid que no encontraba la portería de los locales, hubo una jugada más que polémica. Gabriel Paulista golpeaba un balón con la mano en su propia área, aunque González Fuertes no señaló la pena máxima. Vista la repetición, parece un milagro que dicha acción no terminase con un penalti a favor del conjunto cadista.
Sin camino al gol
Simeone se marchó rápido al vestuario con el objetivo de darle un giro radical al encuentro durante la segunda mitad. Tres fueron los cambios que realizó el argentino, buscando darle otra cara a un equipo que no terminaba de responder como debía. Ángel Correa fue el que mejor supo leer el partido, teniendo la primera ocasión clara de los rojiblancos, aunque Ledesma evitó su gol.
Parecía que Simeone dio la espalda al 3-5-2 habitual, dando paso a un 4-4-2 más clásico con Riquelme en banda derecha. El canterano rojiblanco nunca perdió la cara al partido, teniendo la jerarquía para pedir la pelota y siempre acercándose al área del Cádiz. Sin embargo, la defensa local evitaba cualquier aproximación de los colchoneros a su portería, mostrando mucha contundencia.
De la nada, Juanmi aprovechó un balón en largo para ganar la espalda a Gabriel Paulista y doblar la ventaja del Cádiz. Simeone pedía falta desde la banda, pues el atacante parecía empujar levemente al central rojiblanco cuando estaba en el aire. Sea como fuere, nada divisó el árbitro ni el VAR, dándole la puntilla a un Atlético que se mostró anticompetitivo.
Arthur Vermeeren volvía a tener minutos y Salim El Jebari debutaba de manera oficial con el primer equipo. Sin embargo, nada pudo hacer ya el Atlético, que buscaba hacer daño por medio de centros que terminaban en manos de Ledesma. El Cádiz vivió el partido más tranquilo de toda la temporada, llevándose tres puntos que el equipo rojiblanco nunca llegó a competirle.