El debate sobre el rendimiento de Griezmann en el Atlético de Madrid sigue encendido. El francés, emblema del equipo durante años, atraviesa un momento en el que su influencia ya no parece la misma. Y las críticas han llegado desde voces autorizadas en la radio deportiva española.
La realidad del francés
En Radio Marca, el periodista Fran Guillén analizó con crudeza el estado actual del delantero. Sus palabras han resonado fuerte entre la afición colchonera, que vive dividida entre la nostalgia por el mejor Griezmann y la realidad actual del jugador. Guillén expresó que mantenerlo en el banquillo puede ser incluso más perjudicial que alinearlo de inicio.

Su reflexión se basó en una frase que recogió de un conocido: “Prefiero a Griezmann titular que suplente. Si empieza el partido, siempre puedes cambiarlo al minuto 60 y entra un jugador fresco como Sorloth. Pero si entra solo en la última media hora, te mata”. El comentario, directo y lapidario, refleja la sensación de que el francés ya no es capaz de cambiar un partido con su entrada desde el banquillo.
Las palabras de Quintana
Miguel Quintana, también presente en el debate, coincidió en gran parte de la lectura. Para él, el caso de Griezmann está prácticamente amortizado. Explicó que, en su opinión, cualquier aporte que pueda dar el atacante es bienvenido, pero sin esperar que vuelva a ser ese futbolista diferencial que marcaba la diferencia en la élite. “Este jugador ya se ha caído”, sentenció el analista, mostrando que el tema preocupa más allá del entorno rojiblanco.
La discusión sobre el papel de Griezmann en el Atlético de Madrid no es nueva, pero ahora adquiere más fuerza. El equipo de Simeone necesita revitalizarse en ataque y la figura del francés, otrora líder ofensivo, ya no transmite la misma fiabilidad. Su entrega sigue intacta, pero el peso en goles, asistencias y desequilibrio se ha reducido. Y eso genera dudas sobre su rol en los grandes partidos.
Simeone, que siempre ha defendido al jugador, se encuentra ahora ante un dilema. Apostar por él desde el inicio le da estabilidad táctica, pero implica asumir que su capacidad de desequilibrio ya no es la de antaño. Reservarlo como revulsivo, en cambio, parece ser un error según las críticas recientes, porque su entrada en los minutos finales no aporta lo que se espera.