Diego Pablo Simeone está atravesando por un momento complicado en el Atlético de Madrid. Su puesto no está en entredicho por la dirección deportiva, pero muchas son las voces que ya se plantean su cabeza. El técnico argentino fue uno de los principales avalistas de fichajes de compatriotas suyos como Nahuel Molina o Rodrigo De Paul.
Ambos futbolistas son tremendamente criticados por parte de la afición colchonera y muchas veces con razón, siempre y cuando se critique lo futbolístico. La desidia del centrocampista en algunos partidos choca con los principios del tan alabado "Cholismo". Mientras que el lateral embalseño sencillamente desespera con sus imprecisiones en muchos partidos.
La redención de los argentinos
Si bien en el último partido de Liga, De Paul fue a quien sus compañeros buscaban más cuando Sørloth marcó el segundo gol frente Las Palmas, ahora le tocó a Molina. Todos sus compañeros son conscientes de que son objeto de las críticas y quieren animarlos para que encuentren su mejor nivel. La magnífica asistencia de Rodrigo De Paul al delantero noruego ayudó a cerrar un partido que podría haberse complicado con ese 1-0 tan peligroso siempre.
Nahuel Molina en este sentido mandó un mensaje a todos sus críticos con la primera parte que jugó en el Parc Des Princes. Firme con su marca en la mayor parte de los duelos, cumplió con creces defensivamente. La guinda la puso en el minuto 18 cuando tras insistir Giuliano Simeone en la presión tras pérdida, un mal despeje de la defensa parisina es aprovechado por el lateral.
Golazo de Nahuel Molina
Le vino para la zurda y ni se lo pensó. Nahuel Molina mandó un zapatazo a las mallas de Gianluigi Donnarumma que ni hizo por estirarse. El portero italiano reclamaba tímidamente una mano que no se produjo en el control del defensor rojiblanco.
Alivio para los del Cholo Simeone que vieron como volvían a empezar un partido con una zozobra que viene siendo más común de lo habitual. Tras el gol, el partido entró en una calma que, casi siempre, beneficia más a los de Simeone. Más aún cuando se enfrentan contra equipos con futbolistas tan desequilibrantes como Bradley Barcola, Nuno Mendes, Ousmane Dembelé o Marco Asensio.