El Atlético de Madrid atraviesa un arranque de temporada que no estaba en los planes de nadie. Los rojiblancos, con apenas dos puntos de nueve posibles, se encuentran en una situación incómoda que ha generado dudas tanto dentro como fuera del vestuario.
En ese contexto, Giuliano Simeone se ha convertido en uno de los protagonistas. El argentino volvió a Mendizorroza, estadio en el que vivió una de las etapas más intensas de su carrera. Lo hizo marcando un gol que no celebró por respeto a la afición que lo arropó durante su cesión en el Alavés.

Un gol necesario en un momento crítico
El tanto de Giuliano llegó a los siete minutos del partido. El joven delantero robó una pelota en banda, inició la jugada y terminó empujando el balón a la red tras un rechace. Fue su forma de poder reivindicarse después de haber sido señalado días antes en el empate ante el Elche por su falta de acierto en los metros finales.
La celebración contenida reflejó su vínculo con Vitoria. Los aplausos recibidos en la previa fueron respondidos con un gesto de perdón, consciente de que aquella afición lo había acogido como uno de los suyos durante la temporada 23/24. Un gesto simbólico que mostró madurez y respeto en un momento de presión personal.

Pero más allá del tanto, la realidad es que el Atlético necesitaba algo más. El equipo acumula errores en la definición que han cambiado el rumbo de sus últimos choques. Desde los palos de Griezmann y Julián Alvarez hasta las ocasiones fallidas de Sorloth, cada partido parece decidido por los pequeños detalles que acaban cayendo del lado rival.
Giuliano Simeone señala el problema del equipo
El delantero argentino fue claro tras el empate en Vitoria. "Obviamente nos vamos tocados de acá de Mendizorroza, no es normal que llevemos dos puntos de nueve", explicó al terminar el encuentro. Sus palabras reflejan la preocupación del vestuario en un inicio que está lejos de lo esperado para un club con aspiraciones de título.
Giuliano destacó que el equipo trabaja "lo máximo posible en el día a día" para cambiar esta dinámica y recuperar confianza. Hizo hincapié en que el Atlético necesita mejorar sus cualidades colectivas para volver a competir en lo más alto. El mensaje es de autocrítica, pero también de paciencia hacia un grupo con muchas caras nuevas.
Sobre el aspecto defensivo, no dudó en señalar un dato clave. "Nos están haciendo daño con muy poco, y creo recordar que nada más fue el penal ese", apuntó. Una reflexión que pone sobre la mesa la enorme fragilidad de un equipo que concede demasiado en su área y que no consigue transformar su dominio en victorias.
El parón liguero llega como una oportunidad para recomponer ideas. Simeone padre pide calma, pero la clasificación aprieta y la exigencia es máxima. Giuliano, con su gol y sus declaraciones, ha puesto palabras al gran problema del Atlético: la falta de contundencia en ambos extremos del campo.