El Atlético de Madrid volvió a ganar un partido a domicilio en el campeonato liguero tras tres meses cosechando derrotas. Sin embargo, una de las cosas que quedaron claras ayer en Granada son los graves problemas defensivos que tiene el equipo rojiblanco. Al Atlético le costó mucho sostener el marcador a su favor, cometiendo errores groseros y sufriendo mucho en su propia área.
Simeone admitió en rueda de prensa que la primera parte había sido muy plana, mejorando notablemente con los cambios tras el descanso. Además, el conjunto colchonero se mostró muy desacertado a la hora de finalizar los contragolpes, pudiendo haber tenido un final de partido más tranquilo. Todos estos errores deberán ser subsanados si el Atlético quiere mantenerse en los puestos de Champions League y ganar algún título a final de curso.
Los errores individuales
El propio técnico argentino ya habló en alguna rueda de prensa sobre una de sus mayores preocupaciones en lo que llevamos de presente temporada. Los jugadores rojiblancos están cometiendo muchos errores no forzados que terminan provocando goles en contra y complicando los triunfos. Ayer, en Granada, se volvieron a ver algunos de estos errores, aunque el partido terminó saliendo cara para el Atlético.
Especialmente, ayer se pudo ver como hay jugadores a los que les cuesta estar acertados al mover rápido el balón. Muchas de las pérdidas que sufrió el Atlético no eran por la presión del Granada, sino por estar desacertados en pases sencillos. Un ejemplo de ello fue Molina, quien falló controles sencillos y no terminó de saber conectar con Marcos Llorente por la banda derecha.
Josema Giménez, además, cometió una imprudencia en el tiempo de descuento que pudo haber costado un penalti en contra. Aunque la norma dice claramente que un balón que viene precedido de un cabezazo propio no es punible, en uruguayo compro muchas papeletas. Hay que tener en cuenta que el tema de las manos es confuso esta temporada y podría haber supuesto una auténtica desgracia para el Atlético.
Problemas en ataque
Otra de las cosas que han quedado claras tras la victoria en Granada es que Simeone no puede permitirse rotaciones en la zona de ataque. Antoine Griezmann asistió a Álvaro Morata, ambos son los máximos goleadores del equipo esta temporada y jugadores que están a un nivel espectacular. Ángel Correa, cuya venta parece estancada, salió por el español, fallando una ocasión clara para matar el partido y perdiendo muchos balones.
Memphis Depay, por ejemplo, también tuvo unos minutos más que decepcionantes en el choque de Copa del Rey ante el Real Madrid. De hecho, de un error suyo en una entrega el equipo blanco marcó su tercer tanto, que posteriormente sería anulado por fuera de juego. Ambos parecen no tener el nivel, ahora mismo, para poder generar algo de competencia en la delantera colchonera.