El Atlético de Madrid, uno de los clubes históricos del fútbol español, ha sido testigo de épocas gloriosas gracias a la contribución de innumerables figuras. Entre ellas, destaca la figura legendaria de Luis Aragonés, cuya huella en la historia del club rojiblanco es imborrable.
Luis Aragonés futbolista
Nacido el 28 de julio de 1938 en Hortaleza, Madrid, inició su camino en el Atlético de Madrid en 1964 como jugador. Con su habilidad técnica, visión de juego y capacidad goleadora, Luis se convirtió en una pieza clave en el equipo. Además, su carácter ganador le hizo ganarse un hueco en el corazón de los hinchas colchoneros.
Durante su etapa como jugador, contribuyó de manera significativa a la conquista de tres títulos de liga (1965-1966, 1969-1970 y 1972-1973). Incluso también llegó a ganar una Copa del Rey en 1964. El de Hortaleza dejó una huella imborrable en la memoria de los aficionados gracias a su calidad y entrega en el terreno de juego.
Luis Aragonés destacaba por su excepcional habilidad técnica, su inteligencia táctica y su capacidad goleadora. Era un jugador versátil que podía desempeñarse en varias posiciones del campo, aunque principalmente se destacaba como centrocampista ofensivo o delantero.
Su precisión en el pase, su visión de juego y su capacidad para desequilibrar defensas con regates precisos lo convirtieron en un jugador muy completo. Además, Luis poseía un disparo potente y preciso, lo que le permitía marcar goles desde diferentes distancias y ángulos.
Como contaba el otro día Rubén Uría en una entrevista en EstoEsAtleti, el madrileño se quedaba después de los entrenamientos tirando faltas. Decían sus compañeros que tenía un guante en el pie, una precisión excepcional. Su mejor temporada fue la 1964-65, en la que marcó un total de 28 goles en 43 partidos.
Su liderazgo dentro del campo también era notable, siendo un referente tanto para sus compañeros como para la afición. Su entrega y compromiso eran innegables, y su capacidad para motivar al equipo era una de sus principales cualidades. Lo que le hizo convertirse posteriormente en uno de los mejores entrenadores de la historia.
De futbolista, al entrenador que le dio la primera Eurocopa a España
En su faceta como entrenador, Luis Aragonés dejó una marca indeleble en el Atlético de Madrid. Tras retirarse como jugador, Aragonés asumió el cargo de entrenador en varias etapas a lo largo de su carrera. El más memorable, sin duda, fue su período entre 2002 y 2008, donde consiguió ascender al Atlético, y ganar la Eurocopa.
Durante su mandato como entrenador, Luis guió al Atlético de Madrid a la consecución de la Copa del Rey en 1992. Aunque su mayor logro fue la histórica Liga ganada en la temporada 1976-1977. Puso fin a una sequía de títulos que había durado casi una década.
Además de su brillante palmarés, el legado de Luis Aragonés en el Atlético de Madrid trasciende los trofeos. Conocido por su estilo de juego atrevido y ofensivo, Aragonés inculcó en sus equipos los valores de lucha, sacrificio y entrega. Convirtió al Atlético en un rival temible para cualquier adversario.
Pero más allá de sus habilidades tácticas, Aragonés será recordado por su carisma, su pasión por el fútbol y su capacidad para motivar a sus jugadores como pocos. Su famoso lema "Ganar, ganar y volver a ganar" es el reflejo del espíritu competitivo que encarnaba.
Hoy, aunque Luis Aragonés nos dejó en 2014, su legado perdura en cada rincón del Estadio Metropolitano y en el corazón de todos los atléticos. Su nombre siempre será sinónimo de grandeza y su contribución al Atlético de Madrid quedará para la historia. Seguirá siendo recordada como una de las páginas más gloriosas de la historia del club.