Fernando Morientes, reconocido delantero del fútbol español, pudo haber vestido los colores del Atlético de Madrid en sus inicios. Sin embargo, una peculiar negociación truncó su llegada al club colchonero, llevándolo primero al Zaragoza y, posteriormente, al Real Madrid, donde se convirtió en ídolo.
El contexto se remonta a 1994, cuando Morientes tenía 18 años y destacaba en el Albacete. El Atlético fue uno de los equipos que se interesó en él, junto al Betis y el Zaragoza. Según contó el propio exfutbolista en el podcast Offsiders, su preferencia era fichar por el Atlético debido a la cercanía con Sonseca, su lugar de residencia y por su novia.
Una negociación insólita
Las negociaciones estuvieron encabezadas por Jesús Gil, entonces presidente del Atlético, quien quiso sellar el fichaje de una manera particular. Morientes recuerda cómo todo comenzó de manera prometedora, hasta que surgieron las primeras dudas. Su petición personal era sencilla: un Volkswagen Golf para facilitar su movilidad tras sacarse el carnet de conducir.
Su agente le comunicó que Gil había aceptado la petición, prometiéndole que el coche estaría listo frente al Vicente Calderón si firmaba al día siguiente. Sin embargo, había una condición inesperada: "El sueldo que te van a pagar está en especie… en pisos en Marbella", le informó su representante. Esa peculiar propuesta sembró desconfianza en el joven delantero, quien finalmente optó por el Zaragoza, dejando escapar la oportunidad de fichar por el Atlético.
Carrera lejos del Atlético
Tras su paso por el Zaragoza, Morientes recaló en el Real Madrid, donde vivió sus mayores éxitos como jugador, incluyendo tres Champions League. Posteriormente, destacó en equipos como el Mónaco, Liverpool, Valencia y Olympique de Marsella, hasta retirarse en el modesto Santa Ana.
Esta anécdota revela un capítulo curioso en la historia del fútbol español, donde una oferta poco convencional cambió el rumbo de un jugador que pudo haber sido leyenda en el Atleti. Hoy, Morientes es recordado como uno de los delanteros más destacados de su generación, aunque su historia pudo haber sido muy distinta.
Fernando Morientes, como muchos otros futbolistas, decidieron no optar por la vía del Atlético de Madrid, quizás, por los tejemanejes de Jesús Gil. Unos hábitos que lo llevaron a perder muchos fichajes y llevar al club a una gestión caótica acabando en segunda división. Una época oscura que el club rojiblanco espera no repetir.